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Iglesia paraguaya advierte sobre impacto social de expansión de la soja

Lunes, 10 de marzo de 2014 - 09:13 UTC
La soja y la carne bovina son las principales exportaciones del Paraguay La soja y la carne bovina son las principales exportaciones del Paraguay

La Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) se mostró preocupada por los desplazamientos de familias campesinas de sus lugares de origen a causa de la expansión del monocultivo de soja transgénica en todo el país.

 Paraguay es el cuarto exportador mundial de soja, que ocupa unos 3 millones de hectáreas, y es, junto con la ganadería, la mayor fuente de divisas del país.

Tras concluir la 199 Asamblea de la Conferencia, el obispo Edmundo Valenzuela dijo que la Iglesia está preocupada porque “las familias campesinas estén siendo desplazadas por las fumigaciones tóxicas”, en referencia al uso sin control de agroquímicos para fumigar las grandes plantaciones.

“Y, especialmente, que los establecimientos agro-ganaderos no cumplen con las leyes ambientales y ni siquiera aportan con impuestos para la redistribución justa del dinero”, expresó nuncio a la prensa.

Paraguay produce unos nueve millones de oleaginosas y granos al año y también posee más de una decena de millones de cabezas de ganado, pilares de la exportación, pero también es cierto que el aporte fiscal es mínimo. La mayoría de la soja paraguaya va para Taiwan y a Argentina para industrializar en aceite y harina.

Además es el país con la segunda mayor concentración de tierras en el mundo, ya que el 2,6 % de los propietarios detentan el 85,5 % de la superficie agraria, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

La Conferencia Episcopal coincidió con los reclamos que la Federación Nacional Campesina (FNC) y otros importantes grupos de organización en el campo paraguayo están haciendo desde hace meses, pidiendo que el Gobierno controle el uso de los agroquímicos.

Las organizaciones campesinas aseguran que miles de familias se ven obligadas a abandonar sus campos porque los químicos usados a gran escala y sin restricciones afectan a sus viviendas y vecindarios.

Según la Federación, no existe un control exhaustivo de las fumigaciones con pesticidas en las plantaciones de soja y el propio Gobierno paraguayo ha reconocido que es insuficiente. Según la FNC, en Paraguay se utilizan cada año 60 millones de litros de agroquímicos.