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Sistema político de Brasil logra zafar a los responsables del 'mensalao'

Sábado, 1 de marzo de 2014 - 04:36 UTC
“Ésta es una tarde triste para este Supremo Tribunal Federal” se lamentó el presidente del Tribunal, Joaquim Barbosa “Ésta es una tarde triste para este Supremo Tribunal Federal” se lamentó el presidente del Tribunal, Joaquim Barbosa
Dos nuevos integrantes del tribunal supremo ayudaron a bajar penas de Dirceu, Genoino y Soares Dos nuevos integrantes del tribunal supremo ayudaron a bajar penas de Dirceu, Genoino y Soares

En Brasil fue llamado el “juicio del siglo”, pero esta semana el proceso por el escándalo de corrupción del 'mensalao', que en 2005 sacudió al gobierno de Lula da Silva, quedó en el ridículo, luego de que ocho de los 25 condenados por el caso a fines de 2012 vieron sus penas reducidas por la Corte Suprema y ahora gozarán de un régimen de prisión semi-abierta.

Seis de los 11 magistrados del Supremo Tribunal Federal, entre ellos sus dos miembros más nuevos, que ingresaron en la Corte el año pasado, votaron a favor de aceptar los recursos de la defensa de los ocho condenados y anularon la condena por asociación ilícita en el esquema de compra de votos en el Congreso durante el primer gobierno de Lula. Entre los beneficiados por esta apelación están el ex jefe de gabinete de Lula José Dirceu, el ex presidente del Partido de los Trabajadores (PT) José Genoino y el antiguo tesorero de la agrupación, Delubio Soares.

“Ésta es una tarde triste para este Supremo Tribunal Federal, porque con argumentos errados fue reformada, fue arrojada al piso, extirpada del mundo jurídico, una decisión plenaria sólida y extremadamente bien fundamentada”, se lamentó el presidente del Tribunal, Joaquim Barbosa, cuyo liderazgo durante el juicio en 2012 le valió un gran reconocimiento social, tanto en Brasil como en el resto del mundo.

Los ex jerarcas del oficialista PT aprovecharon las normas internas del Tribunal para impulsar su apelación, ya que, según su reglamento, cuando por lo menos cuatro de los jueces se pronuncian por la inocencia de los acusados debe realizarse un nuevo juicio. Tal fue el caso para los cargos que se habían presentado por asociación ilícita, aunque se mantienen las penas decididas por el cargo de corrupción, en los que las votaciones contra los acusados fueron más masivas.

Dirceu y compañía se beneficiaron con la entrada al Supremo Tribunal Federal de dos nuevos jueces el año pasado, Luis Roberto Barroso y Teori Zavascki, que votaron a favor de cancelar las penas por asociación ilícita, ya que las consideraron “exageradas” y agregaron que el delito ya habría prescripto.

“Si bien no se niega la ocurrencia de esa variedad delictiva, no está precisamente caracterizado el dolo específico del crimen de asociación ilícita”, señaló Zavascki en relación con la red por la cual se desviaron fondos públicos y del partido para realizar pagos mensuales a legisladores de la oposición a cambio de que apoyaran iniciativas del gobierno de Lula.

Así, gracias a la decisión de ayer, Dirceu, que había sido calificado del “jefe de la pandilla” y sobre quien había caído una pena inicial de diez años y diez meses de prisión, ahora tendrá sólo siete años y 11 meses de cárcel. De acuerdo con las leyes brasileñas, por ser una pena menor a ocho años, tendrá la posibilidad de cumplirla en régimen semi-abierto, lo que le permite trabajar durante el día fuera de la prisión y volver a su celda para dormir.

Igual beneficio tendrá Soares, cuya pena original era de ocho años y 11 meses, y ahora enfrenta sólo seis años y ocho meses tras las rejas. Genoino ya tenía una pena de seis años y once meses, y ahora se le redujo a cuatro años y ocho meses.

Para colmo, los tres ex jerarcas del PT burlaron el castigo de las multas que les habían sido impuestas, por más de dos millones de reales, al realizar en el último mes campañas para recaudar ese dinero entre simpatizantes.

“Todo acaba en pizza”, suele decirse en Brasil para referirse a las situaciones que se resuelven de manera tal que los culpables salen impunes. La decisión judicial de ayer confirmó la validez de esta frase popular.