Más de 2,5 millones de niños no asisten a la escuela en Latinoamérica y el Caribe, donde la “crisis de aprendizaje golpea más fuerte a los desfavorecidos”, reveló la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
En su informe “Enseñanza y aprendizaje: Lograr la calidad para todos”, la Unesco señaló que Latinoamérica y el Caribe están cerca de lograr una matriculación universal a la educación primaria con una tasa de 95 %, pese a lo cual “aún hay más de 2,5 millones de niños fuera de la escuela en la región”.
“Además, la evaluación de si la educación primaria universal ha sido lograda debe basarse en medidas de finalización en vez de matriculación, que a menudo dan un panorama optimista engañoso”, indicó el reporte.
Por ejemplo, agregó, Guatemala tuvo una tasa neta de matriculación de 98 % en 2010, pero se esperaba que sólo 79% de los niños en edad de iniciar la educación básica terminaran ese nivel.
La Unesco apuntó que a nivel global, 250 millones de niños en edad de cursar la educación primaria no están alcanzando los niveles básicos de aprendizaje. En lo tocante a América Latina y el Caribe, precisó que existen enormes disparidades entre países.
La proporción de estudiantes de primaria que obtienen las capacidades básicas de lectura va desde 95 % en Argentina, Chile, Cuba, México y Uruguay, a menos de 80 % en República Dominicana, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Paraguay.
El desempeño en matemáticas es incluso peor, con sólo 70 % de los niños de la región aprendiendo lo básico.
En Nicaragua, donde 60 % de los niños alcanzan el parámetro mínimo de aprendizaje en lectura, sólo 37 % lo logran en matemáticas. En cambio en Chile, las proporciones son de casi 100 % para lectura y 20 % para matemáticas.
El organismo enfatizó que la pobreza puede afectar la capacidad de los niños para aprender.
Si bien en Costa Rica y Uruguay al menos 80 % de los niños completan la educación primaria y alcanzan el parámetro mínimo en matemáticas independientemente de si son ricos o pobres, la brecha entre grupos socioeconómicos es notable en otros países.
En El Salvador, 42 % de los niños de los hogares más pobres completan la educación primaria y dominan los conocimientos básicos, frente al 84 % entre los más ricos. En Guatemala la disparidad va de sólo 25 % a casi 75 %.
Vivir en áreas rurales, que a menudo carecen de maestros y recursos pedagógicos, también puede ser una barrera para el aprendizaje. En Panamá, por ejemplo, las brechas en desempeño en matemáticas y lectura entre los estudiantes rurales y urbanos exceden los 15 puntos porcentuales.
Igualmente, hablar una lengua minoritaria puede ser una desventaja, pues “la discriminación que enfrentan algunos grupos indígenas o étnicos se ve reforzada por el hecho de que el idioma usado en las aulas puede no ser el que hablan”, indicó el informe.
En Perú, los hablantes de español tienen siete veces más probabilidades que los de lenguas indígenas de lograr un nivel satisfactorio en lectura, y en Guatemala sólo 47 % de los estudiantes pobres de entornos rurales que hablan idiomas nativos alcanzan el parámetro mínimo en matemáticas frente al 88 % de los hispanohablantes ricos de la ciudad.
La Unesco resaltó que la crisis de aprendizaje no puede ser superada a menos que las políticas se enfoquen en mejorar la educación a los grupos desfavorecidos, para lo cual “brindar a los maestros la capacidad para cumplir con los programas educativos es una prioridad”.
El organismo propuso una estrategia de cuatro puntos para lograr ese objetivo, empezando por atraer a los mejores maestros. “No es suficiente querer enseñar. Las personas deben ingresar a la profesión después de haber obtenido ellas mismas una buena educación”, señaló.
Asimismo, “reclutar maestros de minorías étnicas para que trabajen en sus propias comunidades asegura que los niños reciban enseñanza de maestros familiarizados con su cultura y lengua”.
El segundo punto es mejorar la capacitación de los educadores mediante programas que les brinden “un buen entendimiento de las materias que van a impartir”.
En tercer lugar, según la Unesco, se requiere “poner a los maestros donde más se necesitan”, para lo cual sugirió brindar incentivos financieros y buena vivienda para promover el despliegue de buenos educadores en áreas remotas y rurales.
Finalmente, la estrategia prevé “proporcionar incentivos para retener a los mejores maestros”, ofreciéndoles una atractiva senda profesional “con criterios de promoción que tengan en cuenta iniciativas de los educadores para abordar la diversidad y apoyar a los estudiantes desaventajados