El jefe de Gabinete del Gobierno argentino, Jorge Capitanich, negó que el Ejecutivo esté detrás de la brusca devaluación del peso frente al dólar estadounidense que se produjo el miércoles y persiste el jueves al romper la barrera de 8 Pesos, con una depreciación acumulada del 17% en apenas cuatro días.
“No ha sido una devaluación inducida por el Estado, sino la libre oferta de demanda la que se expresó ayer en el mercado”, subrayó Capitanich durante una rueda de prensa. El miércoles la cotización del dólar subió 24 centavos en los mercados de cambio oficiales, hasta cerrar en 7,14 pesos para la venta, lo que supuso una de las mayores subidas en una sola jornada desde marzo de 2002. Pero el jueves llegó hasta los 8.60 Pesos a media tarde para luego calmarse en torno a 8.05 Pesos La moneda argentina en el mercado oficial acumula una devaluación del 22.7% en lo que va de enero y de casi el 30% desde que Axel Kicillof asumió la cartera de Economía, el pasado 21 de noviembre. Economistas y medios especializados atribuyeron la abrupta devaluación del peso a un intento gubernamental de actualizar el tipo de cambio, que se encuentra retrasado respecto al valor de mercado, lo que perjudica las reservas internacionales, en su nivel más bajo desde 2006. El Banco Central argentino había ratificado a comienzos de año que para 2014 mantendría la estrategia de “flotación administrada del tipo de cambio”, lo que en principio habría descartado actualizaciones bruscas del tipo de cambio como la ocurrida ayer. El aumento del precio del dólar oficial se sumó a la escalada que desde principios de enero protagoniza la divisa también en el mercado negro, donde el miércoles marcó un récord al situarse en 12,15 pesos por unidad, y que el jueves siguió ascendiendo hasta ubicarse en torno a los 13 Pesos. La brecha entre el oficial y el paralelo está en 62.5%. Hasta ahora, el Banco Central argentino convalidaba devaluaciones graduales, que no superaban los cinco centavos diarios. Muchos economistas criticaban esa estrategia, al considerar que sólo contribuía a exacerbar el déficit cambiario: los importadores tenían más alicientes para anticipar sus compras de divisas, porque preveían que más tarde les sería más caro, mientras que los exportadores retenían sus ventas a la espera de mejores precios. El resultado fue que este mes el Banco Central tuvo que ceder 1.156 millones de reservas (el miércoles cerraron en 29.443 millones de dólares), y el cambio oficial perdió 10%, lo que arroja un ritmo anualizado de devaluación de 375%. En 2011, el Gobierno de Cristina Fernández restringió la compra de dólares en un intento de frenar la fuga de divisas, lo que hizo florecer el mercado ilegal de moneda extranjera. Los controles sobre las divisas se fueron endureciendo progresivamente hasta que sólo los argentinos que demuestran que viajarán al exterior pueden conseguir autorización de Hacienda para acceder a moneda extranjera, pero con un recargo adicional.