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Bachelet promete una constitución en democracia, pero la abstención política sacude al sistema

Lunes, 16 de diciembre de 2013 - 11:33 UTC
Los votos emitidos indican que la mayoría de chilenos prefirieron ir de compras navideñas o de paseo Los votos emitidos indican que la mayoría de chilenos prefirieron ir de compras navideñas o de paseo

Tal cual se anticipaba y lo confirmó una altísima abstención, Michelle Bachelet, socialista, médica pediatra y presidente de Chile entre 2006 y 2010, ganó el domingo por más de veinte puntos la segunda vuelta electoral y asumirá su segundo mandato hasta 2018 en marzo próximo.

 Las promesas de adelantar profundas reformas políticas y sociales y aumentar impuestos para acortar la enorme desigualdad entre pobres y ricos en Chile le dieron a Bachelet el 62,2% de los votos, contra 37,8% de su rival, la conservadora Evelyn Matthei.

Tras conocer su victoria, Bachelet agradeció a los militantes y aseguró que comenzará a trabajar de inmediato para formar su equipo de gobierno: “Chile está maduro para emprender cambios que lo conviertan en un país desarrollado y al mismo tiempo más justo”.

Su ambicioso programa de reformas comprende una nueva ley tributaria para recaudar el 3% del PIB, la educación gratuita universitaria y una nueva Constitución.

“Una constitución nacida en democracia que asegure derecho y que se transforme en el nuevo pacto social y renovado que Chile necesita” dijo y en cuanto a los jóvenes, que lucharon por los cambios de la educación pública durante este último tiempo, afirmó que “el lucro no puede ser el motor de la educación por que la educación no es una mercancía y es el derecho de todos y de todas”.

“Hoy somos en Chile una amplia mayoría y es tiempo de ponernos en marcha, de cumplir ese sueño de todos, de volver a creer en nosotros mismos, de creer que la unión hace la fuerza. Es tiempo de creer en el vecino, el aliado, en el justo adversario. Es tiempo de más y mejor democracia. Yo me comprometo a tener cada día, en cada acción, el mandato que ustedes me han encomendado, las necesidades que hemos compartido”, dijo Bachelet.

Sobre la abstención reconoció que “un número importante de chilenos no fue a votar”. Debido a esto remarcó que “lo importante es que tenemos una gran tarea, necesitamos que esos chilenos y chilenas vuelvan a creer, no en mí, sino en la democracia, el poder del voto, en la nobleza de nuestra gente y la verdad de la palabra”.

Después de imponerse en la primera vuelta del 17 de noviembre, con un 46,6%, todos los pronósticos daban como amplia vencedora a Bachelet, debido a la diferencia de 21 puntos que le sacó a Matthei.

Bachelet recibe una economía estabilizada aunque en desaceleración, tras un crecimiento este año de 4,2%. Una menor inversión minera por la caída internacional en el precio de las materias primas impactará sobre el principal productor mundial de cobre.

El fuerte respaldo del electorado es un aliciente para Bachelet, que deberá demostrar cintura para tejer alianzas con la oposición y lidiar con varios frentes abiertos en política doméstica y exterior de Chile, ya que por el sistema electoral chileno no cuenta con las mayorías especiales en el congreso para los grandes cambios comprometidos.

Tras dejar la presidencia en marzo de 2010, con una popularidad de más del 80%, Bachelet se hizo cargo de la recién creada oficina ONU-Mujer y se radicó en Nueva York. Pese a la lejanía física y a que no intervino en política interna, se mantuvo siempre en la primera línea de la política chilena.

Para esta nueva postulación presidencial, Bachelet creó una nueva coalición de centro izquierda, Nueva Mayoría, que tuvo como novedad frente a la anterior Concertación la presencia del Partido Comunista.

La derecha oficialista chilena reconoció el triunfo de Bachelet poco después de conocidos los primeros resultados, que marcaban una tendencia irreversible.

”Ella ganó y la felicito“, declaró Matthei. El resultado ”es de mi exclusiva responsabilidad política“, añadió. ”No fui capaz de remontar“ los resultados en la segunda vuelta, admitió, sin conseguir evitar las lágrimas.

Antes que se conocieran los resultados, el general en retiro Fernando Matthei, padre de la candidata, lamentó que en esta campaña su hija ”no ha estado sola, ha estado enteramente sola“.

Tras emitir su voto, el ex-integrante de la Junta Militar de la dictadura añadió a CNN Chile que ”entre los propios candidatos a senadores y diputados ninguno la apoyó porque como tenía un rating tan bajo, creían que iba a perjudicar sus propias campañas“.

Sin embargo al igual que en la primera vuelta el gran llamado de atención para todo el sistema político chileno ha sido la altísima abstención. En ambas rondas de votación la gran ganadora fue el ausentismo de las urnas, justamente cuanto se experimentaba por primera vez con la abolición del voto obligatorio y registro automático.

En gran parte de las mesas receptoras de sufragios casi no había filas, en una jornada con altísimas temperaturas en Santiago, según mostró la televisión local. En contraste, podía observarse una alta afluencia de público en barrios comerciales como Meiggs o Patronato en el centro de Santiago, a diez días de la Navidad.

Analistas habían previsto que el predecible triunfo de Bachelet, el ambiente prenavideño y el debut del voto voluntario, llevarían a menos personas a acudir a las urnas en relación a la primera vuelta del 17 de noviembre, cuando votaron 6,6 millones de electores, sobre un padrón electoral de 13,4 millones.

Este domingo finalmente votaron algo más de cinco millones y medio de personas.

La alta abstención llevó a varios dirigentes políticos a cuestionar la inscripción automática y el voto voluntario, que se emplearon por tercera vez en la jornada de ayer.

”Tendremos que aprender a saber escuchar a los chilenos que votaron y a quienes no lo hicieron. En Chile el voto es voluntario, que es una reforma de este gobierno, porque creemos en la libertad”, afirmó el presidente Sebastián Piñera al final de la jornada.

Categorías: Política, América Latina.