La Organización Mundial de Comercio alcanzó el fin de semana pasado su primer acuerdo global sobre el comercio tras la aprobación de casi 160 ministros que se habían reunido en la isla indonesia de Bali para decidir sobre un pacto que podría sumar 1 billón de dólares a la economía mundial.
La aprobación se produjo después de que Cuba abandonase su amenaza de veto al paquete de medidas a última hora. “Por primera vez en nuestra historia, la OMC ha cumplido”, dijo el jefe de la OMC, Roberto Azevedo, a unos ministros exhaustos tras las conversaciones que duraron un día más en la isla tropical.
“Esta vez todos los miembros estuvieron unidos. Hemos traído al mundo de vuelta a la Organización Mundial del Comercio”, dijo. “Estamos de vuelta… Bali es sólo el principio”, añadió.
Las conversaciones comenzaron bajo las dudas debido a la insistencia de India de que sólo respaldaría un acuerdo si había un compromiso sobre los subsidios alimentarios, debido a su enorme programa para destinar alimentos a los pobres. India, que tendrá elecciones el próximo año, se ganó aplausos por haber dado un paso en nombre de los pobres del mundo.
El acuerdo en la OMC es un hito para los 159 miembros de la OMC, y supone el primer acuerdo global de la organización desde su creación en 1995.
También rescata a la OMC del borde del fracaso y reaviva la confianza en su capacidad para reducir las barreras comerciales en todo el mundo, después de 12 años de negociaciones infructuosas.
El acuerdo bajaría las barreras comerciales y aceleraría el traspaso de bienes entre fronteras. Los analistas estiman que con el tiempo impulsará la economía mundial con cientos de miles de millones de dólares y creará más de 20 millones de empleos, sobre todo en países en desarrollo.
Todavía necesita la aprobación de cada uno de los gobiernos miembro.
“Es bueno tanto para los países desarrollados como en desarrollo”, dijo el representante de comercio de Estados Unidos, Michael Froman.
Un estudio del Instituto Paterson de Economía Internacional, con sede en Washington, estimó que el acuerdo inyectaría 960.000 millones de dólares en la economía mundial y crearía 21 millones de empleos, 18 millones en los países en desarrollo.