Brasil se consolidará en la segunda década del siglo XXI como la única superpotencia latinoamericana. Su alianza militar con Francia iniciada en 2007 y ratificada en 2009 y el acuerdo firmado ayer con Estados Unidos otorgan a Brasil una superioridad militar sin comparación en la región que ni el armamentismo de Hugo Chávez ni el rearme antisubversivo de Colombia pueden igualar.
El segundo mandato de Lula da Silva (2007-2011) ha estado centrado en convertir a Brasil en una potencia mundial lo cual pasa también por ser una potencia militar. La aspiración brasileña por ser una potencia militar hunde sus raíces en la época de Getulio Vargas (1930-45) y en la de la Dictadura Militar (1964-85).
Lula da Silva, continuador de las políticas económicas de Fernando Henrique Cardoso, también lo es de la ambición brasileña a ser una superpotencia regional: Getulio Vargas firmó con Franklin Delano Roosevelt un pacto de alianza que impulsó la industrialización y modernización brasileña a cambio del apoyo brasileño al esfuerzo estadounidense en la II Guerra Mundial.
Esa línea varguista renació en 2007 cuando el presidente de Brasil lanzó una nueva estrategia de seguridad y defensa nacional que se proponía convertir a Brasil en una potencia militar del siglo XXI. Lula firmó un decreto ejecutivo que ordenaba la creación de un Grupo de Formulación de Estrategia Nacional de Defensa.
A lo largo del tiempo, las Fuerzas Armadas perdieron su potencial. Es preciso recuperar el poder de las Fuerzas Armadas y el conocimiento tecnológico que tuvimos, dijo Lula entonces en su discurso ante los comandantes del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. Es hora de que coloquemos nuestra inteligencia militar y civil, para pensar lo que nosotros queremos ser en cuanto Fuerzas Armadas, en cuanto nación soberana en los próximos 10 ó 15 años...no podemos ser subordinados. Tenemos que ser osados.
Para lograr esos objetivo Brasil buscó un aliado y lo encontró en Francia. Por eso, en 2008 los presidentes francés y de Brasil, Nicolas Sarkozy y Lula da Silva, sellaron un acuerdo de transferencia de tecnología militar francesa que transformará al gigante suramericano como potencia militar regional. El propio Sarkozy desveló las claves del acuerdo: no queríamos que nuestra alianza a nivel militar consistiera sólo en la entrega de material militar. Por eso le dije a Lula que estamos dispuestos a transferir tecnología para que Brasil pueda fabricar el armamento que necesite.
Los acuerdos de defensa suscritos sentaron las bases para la construcción de cinco submarinos, uno de ellos de propulsión nuclear, y 50 helicópteros del modelo EC-725 de la empresa Eurocopter, que en su totalidad serán adquiridos por Brasil. El acuerdo militar supone un desembolso por parte de Brasil de 12.300 millones de dólares (8.700 millones de euros), de los que 9.000 millones de dólares (6.400 millones de euros) serán destinados a la compra de material.
Ya en 2009, los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Nicolas Sarkozy acordaron una alianza estratégica que tendrá su primera manifestación concreta en la compra por parte de Brasil de cinco submarinos -uno nuclear y cuatro convencionales-, aviones de combate y helicópteros, y de aviones brasileños de transporte por parte de Francia.
Todos esos movimientos culminaron ayer con la firma del convenio de Cooperación de Defensa entre Brasil y Estados Unidos, conocido como Acuerdo entre el Gobierno de la República Federal de Brasil y el Gobierno de Estados Unidos respecto a la Cooperación de Defensa.
Ese acuerdo incluye la cooperación en los campos de investigación y desarrollo, soporte logístico, seguridad tecnológica y la adquisición de productos y servicios de defensa militar. Habrá además un intercambio en materia informativa, tales como las experiencias operacionales, la defensa tecnológica y las operaciones internacionales para preservar la paz. También combinarán un entrenamiento militar y educativo conjuntamente con ejercicios militares. Desarrollarán una colaboración relacionada con el sistema y equipamiento militar.
Además está previsto realizar un intercambio de instructores y estudiantes provenientes de las instituciones de defensa de ambas naciones. Realizarán recorridos de buques militares e iniciativas comerciales relacionadas con el ámbito militar.
Es un mero acuerdo de cooperación y diálogo'' que no prevé ``de forma alguna'' la presencia o el acceso de soldados de Estados Unidos a bases militares brasileñas, algo que ``ni el gobierno ni las Fuerzas Armadas aceptarían'', explicó una fuente del Ministerio de Defensa.
La cancillería brasileña para evitar suspicacias divulgó un comunicado la semana pasada en el que explicó algunos de los aspectos del convenio, que permitirá fortalecer el diálogo y abrir nuevas perspectivas de cooperación, sobre unas bases equilibradas y mutuamente benéficas''.
El objetivo es ”perfeccionar la cooperación ya existente y futura en áreas como visitas de delegaciones de alto nivel, contactos técnicos, encuentros de instituciones, intercambio de estudiantes y personal de entrenamiento, visitas de navíos y eventos deportivos y culturales''.
Asimismo, contemplará ``iniciativas comerciales relacionadas a la defensa'' y ``programas y proyectos de tecnología de defensa''. Aunque no fue explícita en ese punto, la cancillería pareció marcar diferencias en relación con el acuerdo mediante el cual Colombia ha permitido el acceso de tropas estadounidenses a por lo menos siete de sus bases militares, que en su momento fue criticado hasta por Brasil, por una alegada ``falta de información previa''.
La nota aclaró que, tal como se decidió en la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), ``el acuerdo contiene cláusulas de expresas garantías que aseguran el respeto de los principios de igualdad soberana de los Estados, de integridad e inviolabilidad territorial y de no intervención en asuntos internos de otros Estados''.
Brasil no es sólo una potencia económica emergente (la B de los BRIC) y un actor global con peso (miembro por derecho propio del G-20), sino que aspira a ser una potencia militar regional que pueda respaldar sus aspiraciones de potencia mundial. Desde 2005 el presupuesto de defensa brasileño ha crecido casi un 10% anual y en 2008 alcanzó los 20.100 millones de dólares muy por encima de los 9.600 de 2004. Brasil no sólo posee el ejército de mayor tamaño en la región sino que es el país que dedica mayor parte de su presupuesto a temas militares.
Apoyados en un contexto económico favorable entre 2003 y 2008, el gasto de defensa en ese último año marcó un récord por el mayor gasto realizado por Brasil, con un 55% del total (27.540 millones de dólares), seguido de Colombia, con 6.746 millones de dólares (14%), Chile, con 5.395 millones (14%) y Venezuela con 5 mil millones, un 6,5% del total de la región. En 2009 su presupuesto militar llegó hasta los US$ 29.700 millones en 2009, o el 1,7% de su Producto Bruto Interior.
¿Cómo se explica este gasto? El de Brasil está en proporción a su tamaño y población y ocupa el puesto número doce en el mundo por gasto militar, de acuerdo con los datos del Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo, Sipri. Entre 1999 y 2008, el presupuesto militar aumentó un 29,9%, y en un 50% si se consideran sólo los años de gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva como presidente.
Además, el gobierno brasileño trabaja a largo plazo y ha diseñado un Plan de Defensa Nacional para la modernización de sus fuerzas armadas con el objetivo de preservar sus recursos naturales y defender su territorio nacional. Junto a esto destaca la pretensión de construir su propio complejo militar-industrial, consolidando su autonomía tecnológica y su industria militar.
El acuerdo con Francia convertirá a Brasil en el séptimo país en poseer submarinos convencionales y nucleares. El acceso a la tecnología fue clave para que Brasil desechara a Rusia, por la negativa del Kremlin a la transferir tecnológica. El propio Luila da Silva lo dijo claramente en septiembre de 2009: hay una cosa que está clara: queremos transferencia de tecnología y queremos construir esos aviones en Brasil. Y el presidente Nicolás Sarkozy fue hasta ahora el único que dijo textualmente que su país está dispuesto a ambas cosas.
Esa modernización le permitirá a Brasil no sólo tener el poder efectivo de disuasión sino proteger mejor zonas estratégicas, como la Amazonia o las reservas petroleras marítimas, donde recientemente se descubrieron nuevos yacimientos. La preocupación por garantizar la seguridad de esos recursos estratégicos ha provocado el fortalecimiento del poderío naval brasileño para velar por los más de 50.000 millones de barriles de petróleo descubiertos en los últimos años que yacen en el litoral atlántico.
El propio Jobim explicaba en 2007 que en el momento en que se tiene una gran riqueza nacional que está ubicada en el área del Atlántico es evidente que debemos estar preparados para protegerla. Esa protección no debe ser sólo para prevenir la invasión de cualquier país sino, inclusive, de acciones que puedan provenir del área del terrorismo. Esa misma idea fue expresada en 2009 por el presidente: vamos a producir equipos que reforzarán la capacidad tecnológica de Brasil para proteger y fortalecer su riqueza natural...Siempre debemos tener presente que el petróleo ha sido la causa de muchas guerras. Nosotros no queremos guerra ni conflictos. (Infolatam)