El Ministerio de Economía comenzará hoy oficialmente a trabajar en un plan antiinflacionario a la medida de las órdenes que desde Olivos dieron los Kirchner. Esto es, trabajar sobre la oferta de bienes, especialmente los vinculados a la canasta básica de alimentos, en dos frentes.
En el mediano plazo, el objetivo es buscar un aumento en la inversión. En el corto, volver a desplegar al máximo un clásico en la materia: Guillermo Moreno y sus acuerdos de precios sectoriales.
Los Kirchner fueron concretos y terminantes: sólo se puede avanzar en ideas que fomenten la ampliación de la oferta de bienes; hablar de la demanda y pensar en reducir los niveles de gasto público, alguna tregua o congelamientos en las paritarias o frenar los planes de asistencia social está absolutamente prohibido y vedado bajo riesgo de abandonar el gabinete nacional si se propone alguna medida por el estilo. De hecho, tal como adelantó ayer este diario, el propio Néstor Kirchner, desde su lecho posoperatorio en Olivos, rechazó de plano una estrategia «heterodoxa» que le propuso un ministro muy cercano, que a su vez fue preparada por dos economistas que hasta hace unos meses militaban en el kirchnerismo, pero que desde hace varias semanas reclaman un «service» al modelo. Para los Kirchner, existe un problema de precios y de estacionalidad, y no una cuestión estructural inflacionaria.
Por separado, en este plan trabajan desde la semana pasada varios funcionarios. Entre ellos los ministros de Economía, Amado Boudou, y de Producción, Débora Giorgi; la flamante titular del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont; el viceministro de Economía, Roberto Feletti; y los secretarios de Comercio Interior, Moreno, y de Hacienda, Juan Carlos Pezoa, entre otros. Todos éstos tendrán desde mañana reuniones cruzadas para, antes del próximo viernes, terminar un paquete de medidas para que el Gobierno enfrente el problema del alza de precios. En todos los casos, el leit motiv será trabajar sobre «los formadores de precios», incluyendo «zanahorias y palos» para el sector privado. En todos los casos está estrictamente prohibido que las medidas que se estudien hablen de restringir la monetización de la economía, restricciones al consumo o limitaciones en el dinero que el Gobierno gira para obra pública, las asignaciones universales por hijo y los planes Trabajar que tantos problemas le traen al Gobierno con los dirigentes sociales del conurbano.
Las ideas sobre las que sí trabaja Economía, y que teóricamente serían avaladas en Olivos, comienzan por la necesidad de aumentar la inversión, fundamentalmente en empresas medianas y medianas grandes, para incrementar el cuello de botella que implica trabajar al máximo de la capacidad instalada existente. Se piensa en reflotar el proyecto de facilitar la desgravación impositiva para la reinversión de utilidades, flexibilizar medidas desde el Central para los préstamos a pymes e intentar un aumento de los créditos por fuera del mercado. En este sentido, desde Economía se piensa en lanzar definitivamente el Banco de Desarrollo con fondos de la ANSES y con las medianas empresas exportadoras y sustitutivas de importaciones como destinatarios principales. Habrá, además, presiones extras sobre los bancos privados, similares a las que Marcó del Pont hizo la semana pasada al encontrarse con los principales referentes del sector, donde criticó la falta de líneas de créditos para las pymes, y puso como ejemplo a los bancos Nación y Credicoop, que serían los de mayor nivel de préstamos de este tipo.
Se reconoce en el Gobierno que todas estas ideas y proyectos sólo pueden tener efecto en el mediano o largo plazo, y que hay un problema coyuntural. Para esto, desde Olivos se le dio la exclusividad de acción a la herramienta básica de los Kirchner: Guillermo Moreno y sus acuerdos de precios. El secretario ya tiene una larga lista de candidatos para ser citados en su despacho, todos dentro del menú de «formadores de precios» e «intermediarios en la cadena de costos», según le gusta describir al funcionario a sus potenciales víctimas. En este caso, los primeros sobre los que se actuará son los que producen los principales 20 productos de la canasta básica de alimentos, entre los que se encuentran carne vacuna, pollo, pescados, bebidas, frutas y verduras. También se avanzará sobre productos de tocador, limpieza y consumo masivo. En la mira hay frigoríficos, mayoristas, súper e hipermercados, cadenas de comercios chinos, etc.
«Moreno es el único integrante del gabinete, quizá de toda la clase política, que puede hablar de igual a igual y doblegar a sectores problemáticos como el de los frigoríficos», reconocía, con vehemencia, a este diario, un integrante del gabinete nacional, al justificar la vuelta de Moreno al ruedo. En este tipo de discusiones, el secretario habla de todos los temas, incluso de la posibilidad de que intervengan organismos como la AFIP en la lucha contra el alza de los precios de la carne. (Ámbito Finaciero)