El gigante asiático pide anular la reunión ya que considera que el conflicto con los tibetanos es un asunto interno.
China pidió hoy a Estados Unidos que anule inmediatamente el encuentro programado para el 18 de febrero en la Casa Blanca entre el presidente Barack Obama y el religioso tibetano Dalai Lama.
Lo informó hoy la agencia oficial Nueva China, que citó al vocero del ministerio del Exterior de ese país, Ma Zhaoxu, quien pidió encarecidamente a Estados Unidos que anule inmediatamente el encuentro.
Las declaraciones se produjeron después de que el jueves, la Casa Blanca anunció oficialmente que el presidente estadounidense recibirá al religioso.
Esta audiencia causa gran irritación al gobierno chino, que considera que el conflicto con los tibetanos es un asunto interno.
Con anterioridad, China había advertido que tomaría medidas concretas si tenía lugar la anunciada reunión.
Robert Gibbs, vocero de Obama, había precisado que la reunión tendrá lugar en la Sala de los Mapas, un sitio menos oficial que simbólico de la Casa Blanca.
El presidente estadounidense hizo saber la semana pasada que deseaba recibir al religioso tibetano en exilio, lo que suscitó una primera reacción negativa por parte de China.
Pekín afirmó en esa oportunidad que un encuentro de ese tipo podría dañar gravemente las relaciones entre ambos países.
El gobierno de Obama subrayó que el presidente verá al Dalai Lama en calidad de líder espiritual.
La reunión, acrecienta las fricciones existentes entre Washington y Pekín por diversos motivos: la venta de armas estadounidenses a Taiwán, el pedido por parte de Estados Unidos de respeto de los derechos humanos en China, la tasa de cambio del yen y los supuestos ataques de hackers chinos al buscador de Internet estadounidense Google.
Sin contar que Estados Unidos trata, actualmente, de lograr el apoyo de China para aplicar nuevas sanciones contra Irán, por su controvertido programa nuclear.
Gibbs sostuvo el jueves que las relaciones entre ambos países son bastante maduras como para trabajar juntos sobre problemas de interés mutuo, aceptando, al mismo tiempo, el hecho de que no se puede estar de acuerdo en todo.