Es porque Washington limitó sus negocios armamentísticos en la región. Moscú ocupó ese espacio y firmó acuerdos con Venezuela -el de mayor tamaño-, Brasil, México, Perú y Colombia. Y negocia con otros tres países, entre ellos Bolivia.
América Latina se convirtió en un floreciente mercado para las exportaciones de armas de Rusia, que en 2009 aumentó sus ventas a la región y desplazó del rol de liderazgo a Estados Unidos, dijo ayer el británico Instituto Internacional de Estudios Estratégicos. Y esa tendencia de más ventas de armas rusas a la región parece encaminada a continuar, afirmó el IISS en su Military Balance 2010, informe anual sobre la capacidad militar y los gastos de defensa de 170 países del mundo.
Del informe surgen datos conocidos como las grandes operaciones de armas de EE.UU o China, pero es más novedoso que Rusia -pese a que fue el único de los grandes fabricantes que redujo sus ventas el año pasado, levemente- haya desplazado a los norteamericanos de la provisión de tecnología militar a Latinoamérica.
El IISS es el mismo instituto que elaboró uno de los informes decisivos para afirmar que el régimen del presidente iraquí Saddam Hussein, caído tras la invasión estadounidense de 2003, tenía un arsenal de destrucción masiva, nunca hallado. Tiene vínculos con los gobiernos de Gran Bretaña y de Estados Unidos.
Dijo ayer que el auge ruso en Latinoamérica se debe en parte a las limitaciones a la ventas de armas impuestas por EE.UU. -tradicionalmente el primer proveedor de la región, y por lejos el mayor fabricante mundial- a varios países, como Venezuela, por considerar que no cooperaban suficientemente en la lucha contra el terrorismo. EE.UU también le privó operaciones aeronáuticas a Brasil por negarse a transferir tecnología. O a Bolivia para la lucha antidrogas, desde que gobierna Evo Morales.
Aunque dos naciones con alto presupuesto militar, Colombia y México, siguen siendo fieles a EE.UU., que les vende equipos militares mediante el Plan Colombia y la Iniciativa Mérida para combatir el narcotráfico, otros diversificaron sus proveedores, dijo el IISS desde su sede en Londres.
Según el informe, Rusia -segundo mayor proveedor mundial de armas en 2008, con unas entregas totales estimadas en 5.400 millones de dólares- firmó contratos con Venezuela, Perú, Brasil, México y Colombia, y negocia otros con Bolivia, Uruguay y Ecuador.
Venezuela, que emergió en 2007 como el segundo mayor comprador de material de defensa a Rusia, adquirió en estos años equipos militares a ese país por valor de US$ 4.000 millones, señala el libro de casi 500 páginas. Además, Moscú le brindó en 2009 un aumento de las facilidades de crédito hasta los US$ 2.200 millones -a cambio también de que las compañías rusas puedan acceder a los campos petroleros venezolanos-, que a corto plazo debería resultar en entrega de unos 100 tanques T-72 y lanzamisiles Smerch. A largo plazo se cree que el acuerdo implica la posible adquisición por parte de Venezuela de un sistema de defensa antiaérea de múltiples niveles (con armas tipo Tor M-1, S300, Buk-M2 y Pechora).
En la estela de los esfuerzos venezolanos, Brasil, la gran potencia regional, también lanzó un ambicioso programa de modernización militar para el cual aumentó su presupuesto militar hasta los US$ 29.700 millones en 2009, o el 1,7% de su Producto Bruto Interior. En total, los gastos de defensa en la región latinoamericana y el Caribe aumentaron hasta los US$ 58.048 millones en 2008 (1,35% del PBI), frente a 39.073 millones de 2006.
Por otra parte, el IISS urge a los países latinoamericanos a trabajar de manera más eficaz por la seguridad regional para enfrentar amenazas cada vez más numerosas y complejas para su estabilidad, como la degradación de la democracia, el terrorismo y la insurgencia o el tráfico de armas y drogas. Sin embargo, las guerras y los ataques terroristas se dan en forma abrumadoramente mayor en Asia, Africa e incluso EE.UU. y Europa. Latinoamérica sigue siendo territorio de paz.
Ello no quita que, como también planteó el sueco SIPRI (Instituto de Estudios para la Paz de Estocolmo), en 2009 la inversión en armas en la región fuera alta. Pero, como indicó el analista chileno José Higuera, en promedio no llega al 2% del PBI regional, cuando en países que más gastan es de 4%.
El informe del IISS abarca otras áreas. EE.UU. frenó algo su gasto (duplicado en la era Bush), Asia, sobre todo por China e India, los aumentó. Y en Irán, dijo, los problemas técnicos frustran sus ambiciones armamentísticas, pero pronto tendrá la capacidad para construir piezas de armamento atómico, indicó.