La muerte de un pequeño de un año durante una balacera devolvió el sábado el horror a Rio de Janeiro, que aún sigue estremecido por el asesinato de una activista de los derechos humanos. El niño se contaba entre los al menos tres transeúntes muertos durante un tiroteo entre pandillas de narcos y policías la noche del viernes en una populosa favela de Rio.