El Gobierno de Nicaragua no se mostró partidario de adelantar las elecciones, una de las exigencias de la Alianza Cívica en el diálogo nacional que pretende poner fin a una ola de violencia que no cesa y a una crisis sociopolítica que se ha cobrado la vida de, al menos, 225 personas.
A medida que la crisis se agrava en Nicaragua, la presión por parte de la sociedad que exige la renuncia del presidente Daniel Ortega se mantiene. Esto genera que, en muchas ciudades como Masaya, las calles estén bloqueadas con mas de 200 barricadas mientras sus vecinos se organizan para garantizar la seguridad y recolectar alimentos para los manifestantes que se encuentran atrincherados, resistiendo el asedio paramilitar contra la ciudad. Sin embargo, se ha registrado un desbordamiento de solicitudes de pasaporte en las últimas semanas.
La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) convocó a los representantes del gobierno y de la oposición a integrar el lunes una comisión especial para intentar destrabar el diálogo, suspendido la semana pasada por desacuerdos entre las partes.
Los estudiantes nicaragüenses formaron una coalición para unificar propuestas y acciones en el diálogo anunciado por el gobierno de Daniel Ortega para superar la crisis desencadenada por las violentas protestas, que dejaron por lo menos 45 muertos.