La primer ministro del Reino Unido Theresa May envió el domingo por la noche a Bruselas a su ministro para el Brexit, Dominic Raab, con una misión desesperada. Y Raab regresó a Londres horas después con un nuevo fracaso. La Sra. May necesita de la Unión Europea una concesión imposible, poner fecha límite a la salvaguarda de Irlanda, para frenar la rebelión en ciernes en su partido y dentro del Gobierno.