El Congreso de Chile aprobó este martes el proyecto de ley que lo convierte en el octavo país latinoamericano donde el matrimonio entre personas del mismo sexo es legal, después de Argentina, Brasil, Colombia, Uruguay, Ecuador, Costa Rica y varios estados de México.
A imagen y semejanza de sus lugares de culto, que se multiplican como hongos en las diversas capitales latinoamericanas, los movimientos evangélicos acrecientan su influencia en la vida política de un subcontinente tradicionalmente católico. El desarrollo de estas iglesias, opuestas al derecho al aborto, al casamiento entre homosexuales, a la legalización de la marihuana y a la “ideología de género”, se traduce en un aumento del voto conservador, según señalan expertos.
La presidenta chilena, Michelle Bachelet, envió este lunes al Congreso un anunciado proyecto de matrimonio igualitario, que busca además reformar las normas de filiación y permitir la adopción a parejas homosexuales.