El cambio de mando en Chile entre Michelle Bachelet y Sebastián Piñera, el tercero que protagonizan ambos, se caracterizó por ser el más rápido desde el retorno a la democracia y se realizó sin ningún contratiempo, a diferencia de lo ocurrido en 2010 cuando Piñera asumió por primera vez y las réplicas del 27/F se sintieron en el Congreso.