No hace mucho, los argentinos esperaban poder regresar al programa de exención de visas de Estados Unidos. Sin embargo, una falla de procedimiento paralizó la iniciativa hasta nuevo aviso. El jueves, el primer grupo de deportados llegó al Aeropuerto Internacional Ezeiza de Buenos Aires como resultado de la ofensiva del presidente Donald Trump contra la inmigración ilegal.
El vuelo de repatriación se realizó en secreto por motivos de seguridad. No se reveló el número exacto de deportados, con informes que oscilaban entre 10 y 16, algunos de los cuales habían sido detenidos por diversas infracciones migratorias. Otros contaban con permisos de trabajo válidos, residencia permanente en EE. UU. o hijos con ciudadanía estadounidenses, pero fueron expulsados debido a visas vencidas, entrada irregular o antecedentes penales.
Mientras los deportados denunciaban la ineficacia de la asistencia consular, el embajador argentino en Washington, Alejandro Oxenford, insistió en que era prerrogativa de cada país hacer cumplir sus leyes migratorias y decidir quién se queda y quién se va. Añadió que el número de deportados argentinos era mínimo en comparación con otras nacionalidades. La rígida política migratoria de Trump ha resultado en más de 150.000 deportaciones hasta la fecha.
Estamos brindando toda la atención que merecen los ciudadanos argentinos. No ha habido ningún incidente, afirmó Oxenford. Argentina es uno de los países del continente con menos casos. El número de argentinos es muy pequeño. Es infinitesimal, como diecisiete en un millón, añadió.
En Buenos Aires, el Ministerio de Relaciones Exteriores no hizo comentarios, alegando razones de confidencialidad.
Se informó que los deportados abordaron un Boeing 767-300 con capacidad para 247 pasajeros. El vuelo hizo escalas en Bogotá (Colombia) y Belo Horizonte (Brasil) debido a que transportaba personas de otras nacionalidades.