El presidente estadounidense, Joseph Biden, y el primer ministro británico, Sir Keir Starmer, se reunieron este viernes en la Casa Blanca para analizar entre otras cuestiones, el suministro de misiles de largo alcance a Ucrania. De haber sido aprobado, habría aumentado las tensiones con Moscú y podría haber desencadenado una guerra total entre Rusia y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Por lo tanto, se pospuso una decisión sobre el asunto.
Según declaraciones de Starmer a los periodistas en la Casa Blanca, el encuentro entre ambos jefes de Gobierno giró en torno a estrategias amplias y ninguna capacidad particular, pese a que los analistas preveían que el político visitante pretendía conseguir el visto bueno de Biden para enviar misiles británicos Storm Shadow a Ucrania y ppermitirle asó golpear a Rusia más profundamente en su territorio. Por otra parte, no se esperaban grandes anuncios en Washington. En cualquier caso, se espera que ambos líderes sigan explorando estas alternativas la próxima semana durante la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, acusó a sus aliados occidentales de tener miedo de plantear la posibilidad de derribar drones y misiles rusos en Ucrania, en un momento en que su país enfrenta un aumento de los ataques aéreos. También dijo que deseaba revisar con Biden un plan para la victoria de Ucrania.
El Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y el Secretario de Asuntos Exteriores del Reino Unido, David Lammy, estuvieron en Kyiv esta semana cuando Zelensky planteó la posibilidad de utilizar misiles ATACMS (Sistema de Misiles Tácticos del Ejército) estadounidense y misiles Storm Shadow británicos para apuntar a Rusia. Sin embargo, el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, dijo que dotar a Kyiv de capacidad de ataque de largo alcance no sería “decisivo” en la guerra.
El jueves, el presidente ruso Vladimir Putin advirtió que permitir ataques de largo alcance “significaría que los países de la OTAN, Estados Unidos y los países europeos están en guerra con Rusia. … Si esto es así, entonces, teniendo en cuenta el cambio en la esencia misma de este conflicto, tomaremos decisiones apropiadas basadas en las amenazas que se crearán para nosotros”.
También en la agenda estuvo el tradicional alineamiento de Londres con Washington con respecto a Israel después de que Starmer anunciara la semana pasada que su gobierno suspendería las licencias de exportación de armas a Tel Aviv para su uso en operaciones militares en Gaza, dado su incumplimiento del derecho internacional humanitario. Se suspendieron unas 30 licencias de armas utilizadas en el actual conflicto de Gaza, de un total de aproximadamente 350 licencias del Reino Unido a Israel. La medida del Reino Unido es mucho menos estricta que la de Bélgica, Italia, Canadá, España y los Países Bajos, que prohibieron totalmente cualquier exportación de armas a Israel.
Biden y Starmer también estaban preocupados por lo que podría pasar si el expresidente Donald Trump gana las elecciones del 5 de noviembre. Se teme que el apoyo de Estados Unidos a Ucrania flaquee bajo una nueva administración republicana. Mientras tanto, Biden prometió que Putin no prevalecerá en esta guerra.