A pesar de la oposición de Washington, la construcción de una fábrica de rifles de asalto Kalashnikov AK-103 en Venezuela avanza según lo planeado, dijo el miércoles Dmitry Shugayev del Servicio Federal Ruso para la Cooperación Técnico-Militar (FSVTS) a la agencia de noticias Sputnik.
Las obras se organizan en estrecha colaboración con Venezuela. Al mismo tiempo, con la imposición de sanciones por parte de Washington, surgieron ciertas dificultades que afectaron negativamente a la logística, la formación de especialistas y otras tareas del proyecto. A pesar de esto, las obras continúan según lo previsto, comentó Shugayev.
Añadió que ambos países consideran este proyecto como parte importante del legado del expresidente venezolano Hugo Chávez (1999-2013). Según Shugayev, la producción de fusiles está destinada principalmente a las fuerzas de seguridad de Venezuela. La producción para pedidos de terceros países no está excluida, pero necesita más estudios, añadió.
La fábrica es una instalación militar en la ciudad de Maracay, en el estado Aragua, para fabricar rifles de asalto AK-103 y AK-104 bajo licencia rusa.
La planta ha sufrido numerosos reveses. Su lanzamiento en 2021 tuvo que posponerse debido a las sanciones impuestas por Estados Unidos, sumado a retrasos por la pandemia de Covid-19.
En octubre de 2021, Maduro envió a Adán Chávez (hermano de Hugo) a Moscú para discutir el proyecto. Regresó con la esperanza de que estuviera operativo en la segunda mitad de 2022.
Los plazos de entrega de la fábrica de fusiles de asalto Kalashnikov en Venezuela también se han pospuesto varias veces debido a escándalos de corrupción. En abril de 2009, la empresa rusa Rostec inició una investigación tras una serie de robos. El exsenador ruso Sergei Popelniújov, que debía garantizar el desarrollo del proyecto, fue condenado por el presunto robo de aproximadamente 16 millones de dólares. Afirmó que las fábricas no se construyeron a tiempo debido a la altísima inflación que afectó al país.