El Gobierno boliviano del presidente Luis Arce Catacora está tomando medidas audaces para evitar que el tipo de cambio entre la moneda local y el dólar estadounidense siga disparándose, dijo este domingo el ministro de Planificación, Sergio Cusicanqui. Ante el escenario especulativo de la moneda estadounidense, es necesario examinar lo que está sucediendo y tomar otras medidas desde el Gobierno, explicó el funcionario.
Se ha instruido a la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero que evalúe y proponga acciones para normalizar el mercado cambiario. Mientras el Banco Central de Bolivia (BCB) mantiene una paridad oficial de B$ 6,96 = US$ 1, las casas de cambio del mercado negro hablan de al menos B$ 10 = US$ 1.
Desde abril hemos alcanzado un equilibrio en la balanza comercial y en mayo logramos un superávit de 68 millones de dólares, subrayó Cusicanqui a tiempo de afirmar que estas cifras deberían traducirse en una mayor disponibilidad de dólares en el boliviano.
El funcionario también admitió que se convocó a la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia para que ayude al Gobierno a tomar las medidas necesarias. Insistió en que, a pesar de estas molestias, la economía boliviana había logrado crecer manteniendo una inflación razonablemente baja. También argumentó que el reciente aumento del precio de los productos importados se debía a factores externos, como el incremento de los costes de flete, que han provocado un fenómeno de inflación importada.
Como si pretendiera echar leña al fuego de la administración de su antiguo amigo Arce, el ex presidente Evo Morales destacó que el actual jefe de Estado carecía de un plan de emergencia y que todas las empresas públicas estaban en números rojos, lo que se había conseguido a propósito para que tuvieran que ser privatizadas de nuevo.
Un Morales inhabilitado políticamente insistió en que el único plan del Gobierno era evitar su candidatura, ya que a las autoridades no les preocupa en absoluto el futuro del país. En su opinión, Arce pretende volver a la mentalidad de 1985, cuando se consideró que lo mejor era que las empresas públicas en quiebra pasaran a manos privadas.
Incluso puedo pensar intencionalmente que están destruyendo las empresas públicas para justificar a la derecha o el regreso de las transnacionales otra vez. Esa es mi imaginación, por si acaso, argumentó Morales.