La general Laura Richardson, jefa del Comando Sur de Estados Unidos (Southcom), llegó el martes a Buenos Aires para una visita de tres días a la Argentina durante la cual mantendrá conversaciones con autoridades militares y de defensa para analizar cuestiones geopolíticas de interés mutuo. Según medios locales, no se descartaba un encuentro con el presidente Javier Milei.
Richardson está particularmente interesada en el despliegue estratégico de China en la región, incluida una base en la provincia de Neuquén que se dice que es de carácter científico pero que, sin embargo, se cree que persigue otros objetivos dado el secretismo que la rodea.
Los vínculos entre nuestras respectivas Fuerzas Armadas están sólidamente establecidos, lo que refleja la profunda relación entre nuestros países, dijo Richardson al desembarcar en la terminal militar del Aeroparque Jorge Newbery.
Estamos comprometidos a trabajar estrechamente con Argentina para garantizar que nuestros esfuerzos conjuntos de seguridad den como resultado beneficios positivos y duraderos para nuestros ciudadanos, nuestras naciones y nuestro hemisferio. Me complace regresar a Argentina y profundizar mi comprensión de este hermoso país, señsaló asimismo Richardson, una piloto de helicóptero que estuvo en combate en Irak y Afganistán.
La misión de la alta jefa militar general también estará centrada en la posibilidad de que el gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella autorice una inversión china para el desarrollo de un puerto de aguas profundas, que pasaría a ser el más austral del mundo.
Richardson, la asesora especial Sara-Ann Lynch y el embajador estadounidense Marc Stanley se reunirán en la Casa Rosada con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, el ministro de Defensa, Luis Petri, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Xavier Isaac, entre otras autoridades. No se descartaba la participación de Milei en estas conversaciones.
Es preocupante que Argentina permita la operación de las Fuerzas Armadas chinas en Neuquén, dijo Stanley en una entrevista reciente que la misión china calificó de inapropiada, insistiendo en que la base neuquina no tiene objetivos militares, sino que está enfocada a la cooperación en tecnología espacial.
Las dudas de Washington surgen del hecho de que la instalación está en manos de la agencia china de Control General de Seguimiento y Lanzamiento de Satélites (CLTC), que en última instancia depende directamente del Ejército Popular de China. Tanto Estados Unidos como sus socios europeos cuestionan si la base tiene únicamente fines científicos o si también tiene implicaciones militares.
Durante una reciente comparecencia ante el Congreso de Estados Unidos, la propia Richardson expresó la preocupación de la Casa Blanca por la infraestructura estratégica de China en Argentina, especialmente en la base: Es una gran preocupación para mí como militar, dadas las capacidades de la estación y su potencial impacto sobre nuestros aliados y socios, dijo.