El expresidente brasileño Jair Bolsonaro restó importancia este miércoles a la magnitud de los sucesos del 8 de enero en Brasilia, cuando algunos de sus seguidores intentaron tomar la sede de los tres poderes del Estado, y comparó la situación con los recientes acontecimientos en Rusia.
Ahora, en Rusia, hubo un levantamiento del Grupo Wagner. Había decenas de miles de hombres armados en ambos bandos, con tanques en las calles. En Brasil, el ataque fue de señoritas con biblias bajo el brazo y de jóvenes con la bandera a la espalda, argumentó el capitán retirado del Ejército.
También calificó de absurdo que el tribunal incluyera en las deliberaciones ataques a las instituciones, de las que se desvinculó en repetidas ocasiones, junto con críticas al sistema electoral brasileño y a las urnas electrónicas.
Voy a continuar con mi parte. No voy a desesperar, dijo Bolsonaro también en relación al juicio ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE) por abuso de poder político y uso indebido de los medios de comunicación que podría llevar a su inhabilitación por ocho años.
Los disturbios del 8 de enero causaron daños en el Palacio de Planalto por valor de 4,3 millones de reales (unos 886.214 dólares), según informó el miércoles la Comisión Parlamentaria Mixta de Investigación (CPMI) del Congreso, que investiga los hechos.
Según Folha de S. Paulo, los mayores daños afectaron a obras de arte. En total, 24 piezas resultaron dañadas, según la Coordinación General de Gestión Patrimonial de la Presidencia.
Algunas de las obras de arte no han sido tasadas, como el reloj francés del siglo XVII, que apareció vandalizado en un vídeo que circuló en su momento.
La recuperación de los objetos rotos por los alborotadores también se plantea en el informe. Se necesitaron unos 300.000 reales (61.828,89 dólares) para recuperar artículos como ordenadores, sillas y teléfonos, entre otros. Los objetos que fueron robados de la sede del Ejecutivo totalizaron R$ 142.000 (US$ 29.265,67).
La pesquisa aborda sólo los daños en el Palacio de Planalto. Se estima que, con los daños en las sedes de los otros dos poderes del Estado, las pérdidas alcanzarán los R$ 20 millones (US$ 4.121.926).