La organización no gubernamental (ONG) Human Rights Watch (HRW) prestó especial atención a América Latina en su último informe, publicado esta semana.
El documento se centró en la situación de Argentina, Brasil, Chile y en los países caribeños que necesitan abordar problemas crónicos de derechos humanos como la pobreza, la desigualdad, la corrupción, la inseguridad y la degradación medioambiental y, al mismo tiempo, proteger la democracia.
La falta de respuestas efectivas a la corrupción, la violencia y la pobreza ha sido utilizada como pretexto por políticos que prometen soluciones que suenan simples pero que a menudo son abusivas, dijo la directora interina para las Américas de HRW, Tamara Taraciuk Broner.
Los líderes de la región deben demostrar que la democracia puede responder a las necesidades de la población promoviendo los derechos a la salud, la educación y la seguridad y fortaleciendo el Estado de derecho, añadió.
El informe también señala que casi un tercio de la población vive en la pobreza, y más de una décima parte en la pobreza extrema, mientras que más del 50% de la renta total de la región acaba en manos del 20% más rico.
Con el racismo lejos de ser erradicado, la pobreza y la desigualdad siguen afectando de forma desproporcionada a mujeres, niños e indígenas. HRW también destacó que la deforestación era uno de los mayores retos de la región porque seguía destruyendo bosques y afectando a la biodiversidad y a los medios de vida de miles de personas.
Según HRW, Cuba, Nicaragua y Venezuela son regímenes opresivos que cometen abusos aberrantes contra los críticos para silenciar la disidencia, mientras que los líderes elegidos democráticamente en América Latina pueden desempeñar un papel esencial para presionar por una transición democrática, por ejemplo, instando al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela a negociar condiciones electorales aceptables; al gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua a liberar a más de 200 presos políticos; y al gobierno de Cuba a retirar los cargos penales contra personas detenidas arbitrariamente.
HRW también señaló que América Latina tiene la tasa anual de homicidios más alta del mundo, con 21 homicidios por cada 100.000 habitantes. En El Salvador, las medidas de seguridad de mano dura impuestas por el gobierno del presidente Nayib Bukele y el acelerado desmantelamiento de las instituciones democráticas han dado lugar a violaciones generalizadas de los derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad [mientras que en México] la delincuencia violenta ha alcanzado máximos históricos. El estudio también criticó la profundización de estrategias de militarización fallidas.
El poder judicial de Haití está prácticamente colapsado, subrayó también HRW. Esa situación se superpone a un brote de cólera mientras las calles son gobernadas por pandillas, que también tienen efectos devastadores en las cárceles ecuatorianas. En tal escenario, HRW llamó a fortalecer los pilares de la democracia de cara a las distintas elecciones previstas para 2023.
HRW también dedicó unos párrafos a Perú, tras la destitución del presidente Pedro Castillo Terrones, mientras que en Guatemala el presidente Alejandro Giammattei y el Ministerio Público han obstruido procesos judiciales por corrupción y otros delitos graves, y han promovido procesos penales espurios contra jueces, fiscales y periodistas independientes.
En Honduras, la presidenta izquierdista Xiomara Castro también suspendió algunos derechos fundamentales en ciertas zonas del país con el supuesto objetivo de combatir la criminalidad, creando las condiciones para posibles abusos, subrayó también HRW.
En cuanto a Argentina, HRW mencionó una retórica hostil hacia los jueces por parte de las autoridades, retrasos en el nombramiento de jueces y otras autoridades de alto nivel, y corrupción, también presente en el Poder Judicial, [que] han socavado progresivamente el Estado de Derecho.
En Bolivia, un gobierno tras otro se ha servido de un sistema judicial vulnerable a injerencias externas para promover procesos penales por motivos políticos contra opositores, menciona también el informe de HRW.
Y en Brasil, la ONG señala la necesidad del presidente Luiz Inácio Lula Da Silva de revertir los retrocesos en derechos humanos causados por el ex presidente Jair Bolsonaro y restaurar la confianza en el sistema democrático.
HRW también prevé un año difícil para el presidente de Colombia, Gustavo Petro, en un clima de creciente violencia causada por grupos armados, abusos policiales y altos índices de pobreza.
En Chile, el presidente Gabriel Boric Font debe avanzar en una reforma policial, la protección de migrantes y refugiados, y mejorar el acceso al aborto, insistió la organización.