El Poder Judicial de Brasil emitió una orden para congelar las cuentas bancarias del ex presidente Jair Bolsonaro, así como las de otras personas que ocuparon cargos públicos durante su gobierno para financiar las reparaciones de los disturbios del domingo en Brasilia, se anunció después de que el ex jefe de Estado fuera dado de alta del hospital en el estado norteamericano de Florida.
La medida se produjo a petición del fiscal Lucas Rocha Furtado, quien argumentó que debido al Proceso Contable y a los actos vandálicos ocurridos en el Distrito Federal el 8 de enero de 2023, que causaron numerosas pérdidas al erario federal, solicito que se decrete la indisponibilidad de bienes.
También se solicitó la inmovilización de bienes de otros responsables, especialmente de aquellos que financiaron los ilícitos mencionados contra el suspendido gobernador de Brasilia, Ibaneis Rocha, y el ex secretario de Seguridad del Distrito Federal, Anderson Torres.
En tanto, la diputada Erika Hilton, del Partido de los Trabajadores (PT) del presidente Luiz Inácio Lula Da Silva, solicitó la extradición de Bolsonaro, cuyos documentos ya están en manos del canciller Mauro Vieira. Vengo a solicitar a este Ministerio que adopte las medidas correspondientes para activar el pedido de extradición de Jair Mesias Bolsonaro, escribió Hilton.
Bolsonaro dijo el martes que regresaría a su país en los próximos días tras ser dado de alta de un hospital de Orlando donde había sido ingresado por un nuevo cuadro de dolor abdominal.
Vine [a Estados Unidos] para quedarme hasta fin de mes [enero], pero pretendo adelantar mi regreso porque en Brasil los médicos ya conocen mi problema de obstrucción intestinal debido al apuñalamiento. Aquí, los médicos no me acompañaron, dijo el ex mandatario, que había viajado al estado norteamericano de Florida para evitar participar en la investidura de Lula.
Bolsonaro fue hospitalizado el domingo por fuertes dolores abdominales relacionados con las heridas que sufrió en un ataque con arma blanca durante la campaña presidencial de 2018. Cuando llegó a Estados Unidos permaneció en silencio durante varios días y apenas se le pudo ver comiendo pollo frito en una casa de comida rápida y en un supermercado.
Cuando miles de sus partidarios irrumpieron en las sedes de los tres poderes del Estado brasileño, Bolsonaro guardó silencio durante unas horas antes de condenar esos hechos en redes sociales, afirmando que las manifestaciones habían sobrepasado los límites de la ley. Los seguidores derechistas del ex presidente se negaban a admitir el resultado de la segunda vuelta del 30 de octubre, que Lula ganó por estrecho margen. Pero Bolsonaro se distanció de los acontecimientos y criticó a Lula por vincularlo a los mismos sin pruebas.
Bolsonaro, que se creía que se había trasladado a Orlando para evitar los efectos de cualquier posible acción legal en su contra, abandonó el hospital y se dirigió a una casa del exluchador brasileño de artes marciales José Aldo en Kissimmee, donde reside desde que llegó al país.
El líder derechista de 67 años ha tenido numerosos problemas de salud derivados del apuñalamiento que sufrió en 2018.