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Rescatando armas de barcos hundidos durante tras el conflicto de las Falklands

Martes, 10 de enero de 2023 - 10:34 UTC

Cuando aún restan algunas narraciones y episodios del aniversario de los cuarenta años de la guerra de las Falklands y la Liberación de las Islas, buzos de la Marina británica y veteranos del conflicto han revelando detalles escalofriantes e inesperados de algunas de la misiones que tuvieron que cumplir.

En entrevista con el semanario Penguin News los buzos Mark Griffiths y Paul Fox contaron como contribuyeron a limpiar playas y costas de las Falklands inmediatamente concluidas las acciones bélicas en Junio de 1982, incluyendo la remoción de munición, proyectiles, misiles y otros explosivos de los barcos hundidos durante el conflicto.

Pero también junto a zapadores recorrieron las cimas de algunos cerros, puestos de observación y nidos de ametralladoras de las tropas argentinas, donde se cruzaron con escenas inesperadas.

Los dos buzos junto a otros integrantes de sus equipos visitaron las Falklands con motivo del cuarenta aniversario, viaje organizado por Paul quien ya había estado en las Islas en cuatro oportunidades anteriores. Narraron al Penguin News que al inicio de la guerra la Marina británica había organizado tres equipos de buzos, cada uno con funciones específicas, uno para reparación de barcos, otro la disposición de explosivos y el tercero para operaciones de salvataje.

”El Dos Cuatro, que era nuestro equipo estaba ubicado justo al borde de la zona de exclusión y éramos además grupo de apoyo en caso que alguno de los otros grupos precisaran de más respaldo. Y en cuanto concluyeron las hostilidades y nos llego la señal fuimos directo a Stanley, y nos hicimos cargo de la Casa Ross de Huéspedes ocupado en ese entonces por el grupo de SAS (comandos británicos)“, explicó Mark.

Se les preguntó cómo llegaron a las Falklands ya que todos se encontraban en distintos lugares del Reino Unido. Las respuestas no fueron muy claras, pero según Mark, ”estaba en el equipo de Rosythe, un equipo de buzos a cargo de limpieza de explosivos en Escocia e Irlanda del Norte. Y fueron tres miembros de ese equipo que fueran citados. Dos ya estábamos en la costa oeste de Escocia en tareas de buceo de profundidad, por tanto tuvimos que volver y luego volar a Portsmouth y Southampton y de ahí embarcarnos. Fue cuando todos los equipos fueron adjudicados“.

Se les entregaron equipos flamantes de última generación, y preparados junto a sus equipos para las serias operaciones que los aguardaban. Rápidamente fueron desplegados.

”Estábamos en alerta plena por un tiempo breve y luego volamos a la isla de Ascensión donde nos recogió el CS Iris (barco cablero)“ Una vez en el transporte marino junto al equipo proporcionado tuvieron que revisarlo de punta a punta para asegurarse que estaba completo y en orden, ”tal cual lo íbamos a precisar para las operaciones a cumplir“.

Una vez que llegaron a la zona de exclusión realizaron muchos ejercicios y ensayos ya que los argentinos realizaban salidas aéreas y ya habían alcanzado varios barcos, ”por tanto escuchábamos con mucha atención el parte diario.“

Los equipos de buceo estaban muy al tanto de la peligrosidad del trabajo de sus colegas que debían disponer del material explosivo, por tanto fueron momentos tensos para todos, ya que sabíamos que en cualquier momento nosotros también podíamos estar en una situación tan peligrosa como amenazante. Mark cuenta, ”por tanto sabíamos lo que estaba pasando. Sabíamos que nuestros colegas de disposición de explosivos estaban en algunos de los barcos”

Mark y Paul con sus equipos llegaron a Stanley para enterarse que la casa desde donde iban a operar permanecía ocupada por las fuerzas especiales (SAS). El equipo de comandos estaba algo retrasado ya que aun había algunos bolsillos pequeños de argentinos en torno a Stanley.

“No estaban al tanto que tenían que rendirse, por tanto el SAS aún los estaba informando y catalogando”.

Según explicó Mark cuando llegaron y se desplegaron en Stanley tuvieron que montar una oficina en el muelle, junto a los contenedores en el muelle de la FIC.

“Donde instalamos nuestro depósito de almacenaje y equipos de buceo, ya no está más. Desde esa base operamos en todas las Islas, en todos los establecimientos rurales, e hicimos la disposición de explosivos que se encontraban en las distintas playas”

“Levantamos todo lo que las fuerzas argentinas habían lanzado al mar, no querían ser atrapados con sus equipos y tiraron todo al mar, instrumental médico, fármacos, morfina, granadas, cohetes. Por tanto hicimos una buena limpieza de esas áreas. Luego ”limpiamos“ el muelle en San Carlos y la boca de entrada al Falklands Sound.

”Tanbién trabajamos con el cuerpo de Ingenieros Reales en Wireless Ridge, ya que había puestos de observación argentinos en las cimas de esos montes“

“Desafortunadamente cuando llegamos, había varios soldados argentinos, jovencitos, seguramente conscriptos que yacían muertos. Y seguramente muertos por sus oficiales o compañeros pues nuestras tropas nunca llegaron a esos puestos de observación. Uno de los conscriptos estaba decapitado, pero también estaba cargado con trampas caza bobos de explosivos. Había en uno de los nidos de zorros un conscripto con muchas heridas en las piernas, por tanto seguramente no pudo huir, pero igualmente lo habían dejado como un caza bobos lleno de explosivos .

”Fue un verdadero shock, algo espantoso,“ sostuvo Mark con cabizbajo y bronca por la forma brutal en que los soldados argentinos eran tratados por su propia gente. Quedamos todos impactados por lo que presenciamos. También trabajamos el barrido de minas antipersonales dispuestas en el entorno.”

Mark y Paul y su equipo también cumplieron trabajos de salvataje en HMS Antelope y HMS Ardent, (naves de la Marina Real hundidos por aviones argentinos)

“Nuestra tarea consistió en retirar todas la municiones de los barcos hundido incluyendo misiles Exocet. Nos enfrentamos con dos depósitos de municiones en la proa y tuvimos que cortar chapas de acero para acceder y rescatar todos los explosivos. Fue un trabajo bastante difícil y muy duro por el peso de los proyectiles y porque el barco además estaba en el fondo inclinado”.

“Teníamos que montar el declive para pasarle los explosivos recuperados a los otros muchachos. Pero finalmente recuperamos todo y lo hicimos cumpliendo con los protocolos de seguridad”.

“Se supone que también debíamos acceder a la sala donde se encontraban los códigos criptográficos y otras señales/códigos de comunicaciones pero debido a los daños sufridos por el barco durante el bombardeo se cree que no sobrevivieron. Fuimos e intentamos ingresar al naufragio por uno de los costados, pero era muy peligroso y más difícil ingresar, y pudimos ver que no quedaba nada en dicha sala”

Paul agregó que previo a llegar a las Falklands el había buceado en torno a HMS Antelope, para algunas reparaciones en un eje y las hélices. Pero la segunda vez que vio a la nave, volcada sobre el fondo marino, “el agua estaba muy clara y se la puedo ver...ese gran barco de guerra yaciendo sobre el fondo marino y pensé, Oh Dios mío no lo puedo creer, fue algo realmente impactante, estábamos flotando y nos dejamos llevar al fondo. Seguía todo gris pero con toda la cubierta de mando volada en pedazos siempre lo recordaré, quedé muy impactado, pero también muy triste”.

Ambos naufragios han sido declarados tumbas de guerra. Los buzos estuvieron muy agradecidos que pudieran trasladarse hasta el HMS Ardent para depositar una ofrenda floral en el mar en el lugar de hundimiento a la vez participar de un pequeño servicio religioso a la memoria de su tripulación.

Igualmente los buzos resaltaron la bienvenida y respeto con que fueron recibidos en las Falklands, desde el más pequeño al más mayor, “esto no sucede en ninguna parte del mundo”. (PN).-