Las autoridades sanitarias mexicanas anunciaron este martes que la vacunación contra el COVID-19 llegará a los niños de entre 5 y 11 años en un país que ocupa el quinto lugar mundial en número de muertes por este mal, después de Estados Unidos, Brasil, India y Rusia.
El viceministro de Salud, Hugo López-Gatell, explicó que el Gobierno ha firmado un contrato con Pfizer para la compra de 8 millones de dosis pediátricas. Los primeros lotes deben llegar el 24 de junio.
Hay alrededor de 15,4 millones de personas en ese grupo de edad y aún no se sabe cuándo se hará el suministro para todos ellos. López-Gatell admitió que la vacunación será desigual en todo el país.
Hasta ahora, México había vacunado a personas de entre 12 y 17 años con una enfermedad crónica, con el argumento de que no había suficiente evidencia científica sobre el efecto de la vacuna en los niños. En octubre de 2021, un juez ordenó que se vacunara a todos los adolescentes, pero el Gobierno mexicano ha cuestionado el fallo.
Los especialistas objetaron la decisión del Gobierno de no vacunar a los niños, una política opuesta a la de muchos países, incluso de América Latina.
Malaquías López, portavoz del Comité COVID-19 de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dijo que se debe vacunar a los niños no sólo para protegerlos sino para romper la circulación del virus y acusó al Gobierno de no entender este argumento.
Es imposible llegar al 90% de las personas con inmunidad, que es lo que necesitamos, si no se vacunan. De lo contrario, el virus puede seguir replicándose e incluso pueden surgir nuevas cepas que acabarían con toda la inmunidad acumulada, dijo.
El ministro de Salud, Jorge Alcocer, sostiene que los niños tienen un sistema inmunológico maravilloso y que la aplicación de la vacuna podría dificultar el aprendizaje de su sistema de defensa, por lo que Alcocer dijo que no vacunaría a sus nietos.
Grupos de padres habían presionado para que el Gobierno revisara su postura. El medicamento de Pfizer-BioNtech es la única vacuna de emergencia autorizada en México para niños. López-Gatell argumentó que por cada antígeno que se aplica a un niño, otros adultos que lo necesitan quedan desprotegidos. Agregó que no hay consenso científico en este momento sobre la utilidad de las vacunas en niños y adolescentes sin comorbilidades.