El presidente de Chile, Gabriel Boric Font, firmó este viernes el llamado acuerdo ambiental de Escazú, que su antecesor Sebastián Piñera descartó en el último momento tras haberlo patrocinado. Hemos cambiado de rumbo, dijo Boric.
El jefe de Estado también instó al Parlamento a hacer su parte para que aprobemos esto rápido porque la vida no puede esperar.
Boric agregó que “este acuerdo representa un hito en el camino hacia una nueva relación entre el Estado y sus habitantes en materia ambiental y requiere del compromiso de todos”.
En septiembre de 2020, el Acuerdo de Escazú fue ratificado y firmado por la mayoría de los países de América Latina y el Caribe.
El mandatario también dijo a los activistas ambientales en La Moneda que “ustedes luchadores por la defensa del medio ambiente, luchadores por la vida, nos han enseñado a perseverar y hoy estamos avanzando con el acuerdo de Escazú”.
“Mañana lo haremos por el reencuentro de los pueblos que habitan el territorio”, agregó.
Boric también explicó que “este es el primer acuerdo vinculante en el mundo en materia de protección de defensores de derechos humanos en materia ambiental, en una región donde esta lucha ya ha costado varias vidas”.
La ministra de Medio Ambiente, Maisa Rojas, dijo que “es momento de tomar acciones decisivas y transformadoras, donde debemos escuchar a la ciencia y también a la economía porque la ventana de oportunidad para enfrentar tanto la crisis climática como la crisis de la biodiversidad se está cerrando rápidamente”.
Según el nuevo Gobierno de Chile, que lleva cerca de una semana en funciones, el Acuerdo de Escazú es una herramienta poderosa que el Congreso debe ahora ratificar. O no.