El Gobierno de Estados Unidos ha decidido trasladar temporalmente su Embajada en Ucrania de Kiev a Lviv, cerca de la frontera con Polonia, como medida de precaución ante los crecientes rumores de una invasión rusa supuestamente programada para el 16 de febrero, justo cuando los presidentes Vladimir Putin y Jair Bolsonaro se reunirán en Moscú.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, anunció este lunes en un comunicado que ordenó la medida por prudencia y para garantizar la seguridad de su personal diplomático.
“Estamos en el proceso de reubicar temporalmente las operaciones de nuestra embajada de Kiev a Lviv, debido a la drástica aceleración en la acumulación de tropas rusas”, dijo Blinken.
El anuncio se produjo dos días después de que Estados Unidos ordenara la salida de Ucrania de todo el personal no esencial de la embajada, así como la suspensión de los servicios consulares.
Según The Wall Street Journal, el Departamento de Estado también ordenó la destrucción de computadoras y otros equipos para conectarse a las redes de la embajada en la capital ucraniana, además del desmantelamiento del sistema telefónico de la misión.
El equipo confidencial aterrizó el domingo en el aeropuerto de Dulles, en las afueras de Washington DC, junto con 56 trabajadores de la embajada, según The Wall Street Journal.
Blinken prometió un regreso a la embajada de Kiev tan pronto como las condiciones lo permitan. También insistió en que todos los ciudadanos estadounidenses en Ucrania deberían abandonar el país de inmediato.
“El camino de la diplomacia sigue abierto si Rusia decide tomarlo de buena fe”, señaló Blinken. “También continuamos con nuestros esfuerzos sinceros para llegar a una solución diplomática, y seguimos comprometidos con el gobierno ruso luego de la llamada del presidente [Joseph] Biden con el presidente Putin y mi conversación con el ministro de Relaciones Exteriores [Sergey] Lavrov”, explicó.
Rusia ha negado constantemente la planificación de una invasión, diciendo que es un estado soberano y tiene derecho a estacionar sus tropas en cualquier lugar de su territorio y ha hecho una serie de demandas tanto a los EE. UU. como a la OTAN para que Ucrania no se una a la Organización del Atlántico Norte. Rusia ha acumulado unos 130.000 soldados y grandes cantidades de equipo militar en su frontera con Ucrania.
El Departamento de Estado de EE. UU. también ha pedido a los ciudadanos estadounidenses que abandonen Bielorrusia de inmediato y ha advertido que no viajen a la región. Los estadounidenses pueden ingresar a Polonia a través de su frontera terrestre con Ucrania sin requerir ninguna aprobación previa a partir del martes, según el comunicado de advertencia de viaje de Estados Unidos.
Mientras tanto, el ministro de Relaciones Exteriores de Japón, Yoshimasa Hayashi, dijo que su país tomará las medidas apropiadas, incluidas las posibles sanciones, en coordinación con los líderes del G7 si Rusia invade Ucrania.
El ministro de Relaciones Exteriores de Austria, Alexander Schalleberg, dijo que los diplomáticos de su país permanecerían en Kiev y criticó a otros países por sacar a su personal de la capital ucraniana. Agregó que confiaba en que el canciller alemán Olaf Scholz, quien visitará Moscú el martes, transmitirá a Rusia que las naciones europeas están abiertas a conversaciones serias.
Mientras tanto, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, sostuvo conversaciones separadas con los ministros de Relaciones Exteriores de Rusia y Ucrania el lunes, luego de lo cual el líder nacido en Portugal deseó que no haya conflicto. Guterres también dijo que era hora de desactivar las tensiones entre Rusia y Occidente.
Mientras tanto, la oficina del primer ministro británico, Boris Johnson, dijo que Downing Street todavía creía que había una posibilidad de que Rusia diera un paso atrás, luego de una conversación telefónica con Biden, durante la cual también acordaron la necesidad de que los países de Europa se vuelvan menos dependientes del gas ruso.