La recuperación y conservación de edificios de valor histórico son una inversión en el pasado, pero también en el futuro, Las palabras son de Emma Goss, investigadora del Museo y Fondo de Conservación del Patrimonio Nacional de las Islas Falkland, FIMNT.
Los edificios históricos tienen un valor intrínseco para las Islas, y nuestras edificaciones y estructuras históricas suman al valor estético de Stanley, en tanto las estructuras en las zonas rurales son testigo permanente de nuestra historia y de la economía de las Islas desde sus inicios.
El diálogo del Penguin News con Emma se planteó a partir de una reunión a fines del año pasado de la Comisión de edificaciones históricas, en que se acordara con el Consejo Ejecutivo, fondos para la conservación de construcciones históricas en el Cabo Meredith de la isla Keppel, donde había una misión religiosa, de las primeras que se levantaron en las Islas.
Todo ese patrimonio histórico calificado o no, brindan a las comunidades su sentido de lugar, raíces y conexiones con el pasado. Tal es el caso de construcciones en Keppel que representan quizá un capítulo de historia único y muy poco narrado en las Falklands.
Se trata de los restos del asentamiento de la Sociedad Misionera de América del Sur, SAMS, que fueran levantados en 1855, en las Islas Falkland en lugar de Tierra del Fuego. De forma tal que los misioneros pudieran ganarse la confianza del pueblo Yaghan, un grupo autóctono del Cono Sur de América del Sur, a la vez que aprender su idioma previo a traerlos a la misión, explicó la investigadora.
El asentamiento es casi con seguridad el único de los muchos que tuvo la SAMS en el mundo, y por tanto la afirmación de la Directora del Museo, Andrea Barlow ante la Comisión de construcciones históricas, cuando sostuvo que el lugar muy bien podría integrar potencialmente la lista de sitios Patrimonio Mundial de la Unesco.
Emma Goss también adelantó que otro de los proyectos impulsados por FIMNT es la creación de un Registro Histórico Medioambiental, o sea un registro de edificaciones históricas y de lugares de valor histórico, junto a eventos o trabajos de campo que hayan acontecido en torno a ellos.
Será inmenso cuando lo hayamos hecho, explicó la investigadora, y siempre va a estar evolucionando. Empero agregó que mucho trabajo queda por hacer en el registro, y mencionó que un trabajo similar en la isla de St. Helena le tomó a un equipo de once personas, diez años completar, y que al momento es la única persona involucrada en la iniciativa. Sería dedicarle una vida a ese trabajo.
Cuando se le preguntó cómo podía colaborar el público con el proyecto, Emma dijo que muy pronto se hará público un formato para que se sugieran lugares se cree puedan resultar de relevancia histórica, detallando ubicación, cómo, cuándo, qué y quién lo descubrió o identificó.
Por último dijo estar ansiosa a la espera se ponga en marcha el sistema de formatos que recoja datos pues, los dueños de los campos son un ejemplo. Saben mejor que cualquiera todos los rincones, vericuetos y secretos que pueden encontrarse en los campos, y esa es una de las formas que mucho nos ayudará para construir el registro y acervo de las Islas”