Las autoridades de salud argentinas expresaron el viernes una creciente preocupación después de que más de 8 millones de personas que recibieron una primera dosis de la vacuna COVID-19 no se presentaron a sus citas programadas para completar el ciclo de inmunización, se informó.
De acuerdo con los últimos datos, 35,938,527 argentinos han recibido la primera dosis pero solo 27,854,806 fueron a recibir la segunda, a pesar de que hay un suministro más que suficiente para cumplir con ese requisito que no han recibido 8,083,721 de personas.
Las autoridades argentinas también expresaron que no enfrentaban problemas logísticos para administrar una tercera dosis de acuerdo con las recomendaciones emitidas por el Ministerio de Salud. Solo 1.043.935 personas se han presentado para recibir su vacuna de refuerzo.
A partir de noviembre, Argentina también ha estado vacunando a niños de 3 a 11 años, la mayoría de los cuales están pendientes de recibir su segunda inyección, se informó.
Entre las personas mayores de 60 años, la diferencia entre quienes recibieron una y dos dosis es mínima: de 6.800.000 a 6.500.000, según informes de prensa. Pero cuanto más jóvenes son los pacientes, mayor es la brecha entre dosis, con 2.774.829 personas aún por completar sus esquemas en el grupo de edad entre 18 y 39 años, según el subsecretario de Estrategias de Salud, Juan Manuel Castelli.
Mientras tanto, los médicos insisten en que los pacientes con una sola dosis no pueden ser considerados ni siquiera parcialmente protegidos contra la variante Delta y, por otro lado, el mundo avanza hacia un esquema de vacunación completo de tres dosis, ya que los medicamentos como los de Pfizer o Moderna pierden eficacia en el tiempo.
En cuanto a la reducción en el número de niños que toman su segunda dosis, expertos citados por Infobae dicen que podría deberse al efecto Vizzotti.
La ministra de Salud, Carla Vizzotti, había anunciado que la vacuna Sinopàhrm utilizada en niños argentinos de 3 a 11 años había sido probada con éxito en millones de niños chinos, lo que resultó ser falso, lo cual llevó presumiblemente a los padres a desconfiar de cualquier otro anuncio sobre la confiabilidad de la tratamientos.