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Muere el ex torturador uruguayo Gilberto Vázquez

Sábado, 23 de octubre de 2021 - 09:40 UTC
Vázquez admitió ser un torturador, pero no se arrepintió Vázquez admitió ser un torturador, pero no se arrepintió

El coronel uruguayo retirado Gilberto Vázquez falleció este viernes mientras cumplía una pena de prisión por sus crímenes durante el régimen militar (1973-1985). Tenía 76 años.

Vázquez había sido internado días atrás en el Hospital Militar de Montevideo por problemas respiratorios.

Había sido condenado por una serie de delitos, entre ellos la desaparición de María Claudia García, nieta del poeta argentino Juan Gelman, quien fue trasladada mientras estaba embarazada de siete meses al centro clandestino de detención “Automotores Orletti” en Buenos Aires.

Años después, el escritor pudo conocer a su nieta, Macarena Gelman, quien se convirtió en diputada en representación del Frente Amplio, la coalición de izquierda que gobernó Uruguay entre 2005 y 2020.

En julio de 2021, Vázquez también fue condenado a cadena perpetua por la Corte Suprema de Italia por la desaparición bajo el Plan Cóndor de varios activistas y disidentes de izquierda latinoamericanos.

El Plan Cóndor fue una estrategia conjunta de las dictaduras militares de los años setenta y ochenta.

Vázquez también fue el centro de atención en 2020, cuando salió a la luz una confesión que había hecho en 2006 ante el Tribunal de Honor del Ejército, en la que relataba “ejecuciones” y “coacciones” a los detenidos durante la dictadura.

“Ejecutamos, no asesinamos, son cosas diferentes. No torturamos, presionamos porque no había otro remedio. El mínimo necesario para sacar la verdad, porque no había otra forma de luchar y estoy orgulloso de lo que hice”, había admitido.

Además, recalcó que solo fue un soldado que hizo “lo mejor” que pudo y en ningún momento tuvo remordimientos.

“A mis nietos les van a enseñar que yo fui un asesino y no soy un asesino ni un hijo de puta (...) tuve que matar y maté y no me arrepiento”, había dicho también.

Vázquez dijo que había tenido problemas para dormir con las personas a las que había torturado, pero que no se arrepintió.

Con su muerte, Vázquez se lleva a la tumba los secretos del paradero de casi 200 personas desaparecidas bajo el terrorismo de Estado.