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Elecciones en Falklands: Inmigración e idioma inglés absorben el debate político

Sábado, 23 de octubre de 2021 - 09:38 UTC
Para John Fowler las Falklands han sido y son una acumulación de migraciones que han contribuido a su enriquecimiento y perfil social, cultural y económico Para John Fowler las Falklands han sido y son una acumulación de migraciones que han contribuido a su enriquecimiento y perfil social, cultural y económico

El tema de la inmigración, las oportunidades laborales de una economía dinámica, el hablar inglés y la protección del acervo cultural de las Islas Falkland ha emergido como una de las polémicas del debate electoral ante la inminencia de la elección general a celebrarse el próximo cuatro de noviembre.

En efecto tras la publicación por parte de los quince candidatos a las ocho bancas de la Asamblea Legislativa, de sus manifestos, (programa de gobierno o por lo menos la posición en torno a la agenda de temas que más preocupan a la población local) desató una suerte de apoyo a una posición xenófoba en redes sociales.

Asimismo varias cartas fueron enviadas al semanario local Penguin News criticando esa posición y recordando que las Falklands modernas, en definitiva son ante todo un crisol de distintas migraciones y aportes a la cultura muy propia y predominante de las Islas.
En efecto según el Censo del 2016, la población de las Falklands cuenta con más de cuarenta nacionalidades distintas y se hablan por lo menos unos seis idiomas además del inglés.

Ante esta situación hemos elegido una carta enviada por John Fowler, maestro de escuela jubilado, quien llegara a las Falklands en 1972, donde se radicó y crió su familia. Actualmente con los ahorros de una vida evita los inviernos del Atlántico Sur en Francia, pero igualmente siempre ha sido un miembro muy activo y muy al día de los asuntos de la comunidad de las Falklands.

Si bien debemos aceptar la afirmación de quien podría llegar a ser miembro de la Asamblea Legislativa, Emma Brook, quien dice no ser xenófoba, su reciente opinión pública sobre inmigración parece haber despertado licencia en redes sociales, para abordar el tema por algunas secciones de la población de las Falklands, quienes definitivamente pueden ser catalogados de xenófobos. Si es que no son ignorantes de la historia que ha creado la propia personalidad y carácter de este país que llaman su hogar, parece que quieren distorsionarla de manera reminiscente a la de ese espantoso personaje Nigel Farage durante esa ensalada que fuera el Brexit en el Reino Unido.

La población de las Islas siempre ha sido una de inmigrantes, de muchas diferentes nacionalidades sumadas al crisol. En los casi tres cientos años desde el comienzo de la gobernanza británica, los orígenes de los pobladores primeros pueden haberse olvidado, pero el hecho permanece que algunas familias con todo derecho son reconocidas “como viejos y verdaderos kelpers”, y deben su existencia en las Islas a ancestros de otros países que las Islas Británicas. Y en la mayoría de los casos con casi total certeza no tenían al inglés como su lengua madre.

Algunos nombres y personajes conocidos con apellidos escandinavos como los Andreason y Henrickson puede que sean desconocidos para lectores jóvenes, pero sus descendientes aún abundan. Búsquese en la guía telefónica y se encontraran con otros descendientes originarios de suecos, daneses y noruegos como lo son Anderson, Berntsen, Patterson, Hansen y Thorsen. Y no nos olvidemos tampoco de ese grande quien fuera Harold Rowlands, Secretario de Finanzas del gobierno de las Falklands como tampoco de su hermano John o su hermana Betty. La combinación de sus conexiones familiares son muchas y se extienden hasta la de la familia más grande de las Falklands, los Biggs.

La lista de descendientes de alemanes puede que sea menor, pero estoy seguro que los hay. Algunas de las fotos de las primeara familias en las Islas que se pueden apreciar en el museo fueron tomadas en el estudio en Stanley de un fotógrafo alemán, y mi antigua casa en la calle Glasgow, al igual que tantas otras, fue construida por un alemán, Detlef. Un tal Bender también alemán vivía cerca de Moody Brook, si mal no recuerdo.

Recientemente se han establecido dos familias francesas en la Isla Oeste y hay por lo menos un francés que vive en Stanley, pero fueron precedidos por Joseph Antoine Alazia originario de Dione, Francia. Joseph se casó con una señora originalmente de Jersey en Stanley el 6 de junio de 1871 y se le brindó la ciudadanía al año siguiente. Si bien Joseph murió trágicamente ahogado en 1890, poco antes de los 45 años, los Alazia tuvieron ocho hijos. Tan solo una de ellas se mudó a Punta Arenas donde se casó y falleció, pero los otros que parecen haber sido muy longevos, todos terminaron sus días en Stanley. Otra fémina Edith Mary, cementó su conexión familiar con Escandinavia al casarse con Peter Emil Hansen en 1895.

Asimismo llegando a las Falklands quizá al mismo tiempo que Joseph Alazia estuvo Andreas Pitaluga. De familia italiana en Gibraltar apareció en Port Louis desde Uruguay, donde había estado trabajando como gaucho en 1839 junto a su madre y su padrastro Pascual Recano. Si bien este fundador de una futura y aún bien asentada dinastía de productores rurales puede que supiera algo de inglés al desembarcar, lo más probable es que su primera lengua fuera español, o en todo caso italiano.

Hablar en español al principio de la gobernanza británica probablemente no fuera un problema, particularmente en la zona rural de la Isla Este en la segunda mitad del siglo 19, cuando la explotación de cueros y charque era la principal actividad comercial. A pesar de los deseos del gobierno de la época que los nuevos propietarios de tierras, como los hermanos Lafone, deberían traer a gente del Reino Unido, con muy buen sentido común se importaba a los gauchos de América del Sur, expertos en el manejo de asuntos de campo y faena. Más tarde con el cambio del enfoque económico de ganado bovino a ovino, los gauchos fueron reemplazados por pastores reclutados en el Reino Unido, muchos de ellos originarios del oeste de Escocia, donde con toda certeza estaban más acostumbrados a hablar en gaélico en lugar de inglés. Con anterioridad gente de a pie en Escocia, para acostumbrarse a las grandes extensiones del Campo en las Falklands, tuvieron que aprender todo lo relativo a trabajar y montar caballos con los gauchos que quedaban y todos hablando en español.

La razón de este largo preámbulo es que en los primeros días de lo que era entonces una colonia, los trabajadores se reclutaban sobre la base de sus oficios y habilidades para enfrentar distintas situaciones, en lugar de su nacionalidad o competencia en el dominio del idioma inglés. El mismo proceso ha ocurrido en las Falklands cuando en enfoque económico se trasladó desde la producción rural a la pesca, a partir de la segunda mitad de la década del ochenta. Este cambio significó un fuerte ingreso de riqueza para las Islas pero también la necesidad de nuevos oficios y habilidades. Inevitablemente la velocidad del cambio expuso brechas y falta de algunos oficios, que persisten al día de hoy en algunas áreas de la actividad económica de las Islas.

Ya se han sucedido casi cuarenta años desde esos cambios sísmicos y las Falklands están finalmente cosechando los beneficios de sus inversiones en educación. Nadie, empezando de cero se convierte en veterinario, carpintero, experto en estadísticas, fontanero o cualquier otra profesión u oficio de la noche a la mañana, pero las Falklands ahora cuentan con generaciones jóvenes, llenas de energía y calificados que retornan a las Islas para desempeñar papeles importantes tanto a nivel de gobierno como en el sector privado. Desafortunadamente si bien al principio era un goteo de jóvenes Isleños que retornaban se ha convertido en un flujo, la pequeñez numérica de nuestra población hace poco probable que podamos enfrentar nuestra creciente demanda por expertos en distintas materias y profesiones, simplemente por medio de un aumento en el índice de natalidad.

Pero por suerte en el correr de estos cuarenta años también ha habido un sostenido ingreso de personas calificadas y con buenos oficios de una variedad de países, algunos de habla inglesa pero otros como Chile, Rusia, Uruguay, Zimbabue, Holanda, las Filipinas y España cuya lengua natal no es el inglés. Estos nuevos Isleños (Falkland Islanders) no solo han contribuido y en grande a nuestra bolsa de oficios y profesiones, sino también en ese proceso han enriquecido la cultura nacional, Y si no me creen piensen o tan solo imaginen las Falklands sin empanadas, cazuela, pizza o el pisco sour!!!

Por supuesto que hablar inglés al llegar a las Islas es una ventaja para cualquier inmigrante, pero no contar con ello no precisa ser una barrera insuperable. Hacer hablar en un inglés competente la piedra angular de una política de inmigración es potencialmente malgastar valiosos recursos humanos. El inglés se puede aprender, pero mudarse a otro país implica tener una fuerte y rara energía y resiliencia. Quienes busquen asentarse en las Islas y poseen esas cualidades deben ser buscados y no desalentados. Limitar la inmigración a personas sólo provenientes del Reino Unido sería desconocer los tres cientos años de valiosas contribuciones hechas por personas de otras nacionalidades para enriquecer las Islas Falkland.

(*) Fowler maestro de profesión, polifacético y bilingüe, llegó a las Islas en 1971 y tras una exitosa carrera se le nombró Superintendente de Educación en 1980 por cuatro años. Fue gran impulsor luego del conflicto de 1982, de la Escuela Comunitaria. El colegio ha sido clave en el desarrollo de las Islas pues ha permitido contar con varias generaciones de profesionales formados en universidades del exterior acelerando el proceso autonómico. Incursionó en el periodismo como Editor en jefe del semanario Penguin News (1993/96) y luego Gerente del Consejo de Turismo de las Falklands, a la vez que facilitador para equipos de televisión que visitaron las Islas tanto de América Latina como del Reino Unido, entre otros emprendimientos. Asimismo publicó un libro sobre las dolorosas experiencias de su familia durante el conflicto de 1982 que luego fuera traducido al español, y que en Argentina se comercializó como “1982 Días Difíciles en las Malvinas
 

Categorías: Política, Falklands-Malvinas.