La Cámara Baja de Brasil despojó este miércoles a la representante Flordelis dos Santos de Souza de su inmunidad parlamentaria casi un año después de que la fiscalía presentara cargos en su contra por el asesinato de su esposo. La decisión fue adoptada por 437 votos favorables, 7 votos en contra y 12 abstenciones.
Pondrás la cabeza en la almohada y te arrepentirás de condenar a una persona que no ha sido juzgada, dijo la legisladora caída en desgracia. “Todavía hay tiempo para hacer justicia. No me mates”, señaló la fundadora de la Comunidad Evangélica Ciudad del Fuego.
La pérdida del mandato de Flordelis ya había sido aprobada por el Consejo de Ética de la Cámara, casi por unanimidad, por 16 votos contra uno.
El diputado Alexandre Leite (DEM-SP), quien actuó como relator del caso, había llegado a la conclusión de que las pruebas recabadas tanto por este colegiado como en el transcurso del proceso penal son capaces de demostrar que el representado tiene una forma de vida inclinada a la práctica de conductas que no se corresponden con lo que se espera de un representante del pueblo.
Flordelis está acusada de ser la autora intelectual del asesinato de su esposo y también pastor Anderson do Carmo, ocurrido el 16 de junio de 2019, en la puerta de la casa de la pareja en Niterói (RJ), donde también criaron a sus 55 hijos. la mayoría adoptados.
Dos Santos de Souza, quien siempre ha negado las acusaciones, enfrenta cargos por triple homicidio calificado, intento de asesinato, uso de documentos falsos y asociación delictiva armada. Debido a sus fueros parlamentarios, no podía ser arrestada antes de la decisión de ayer, pero ha estado usando un dispositivo de monitoreo en el tobillo desde el año pasado.
Flordelis había enviado un correo electrónico a sus compañeros diputados el martes pidiendo “una oportunidad para defenderme de un enjuiciamiento injusto por el asesinato de mi propio esposo. Una oportunidad para mí de cumplir con el mandato para el que fui elegido legítimamente. Una oportunidad para que mi dignidad se restablezca algún día”.
La ahora ex legisladora y pastora religiosa ha sido acusada de planear el asesinato de su cónyuge, que era 18 años menor que ella, un crimen para el cual contó aparentemente con ayuda de siete de sus 55 hijos.
El escándalo, que combina religión, política, orgías, rituales de sangre, adopciones masivas, problemas financieros y, en última instancia, un asesinato rentado, corresponde a la vida real y no al guión de una telenovela inverosímil.
Antes del matrimonio, la víctima había sido adoptada por la mujer cuando él era apenas un adolescente. Recibió 30 disparos de bala en las puertas de su casa. Una cantidad importante de los impactos fue registrada en la zona de los genitales, por lo que se estima que la muerte no sobrevino de manera inmediata.
Los investigadores consideran que el crimen se debió a disputas financieras y, según los informes, siete de los 55 hijos (51 de los cuales son adoptados) participaron en su planificación o ejecución.
Según testigos, la iglesia de estos pastores era el centro de rituales de sangre y orgías en las que la propia diputada participó junto a sus fieles y algunos miembros de su familia.
Flordelis, de 60 años, primero adoptó a Anderson do Carmo, pero las cosas cambiaron con el paso del tiempo y se casaron en 1994. Juntos dieron forma a una carrera que la proyectó primero como cantante de gospel y luego como pastora hasta que finalmente decidió probar suerte en la política.
En 2018 fue elegida diputada federal por el Partido Socialdemócrata (PSD), que apoyó la candidatura del actual presidente Jair Bolsonaro y contaba con decenas de pastores evangélicos entre sus bases.
La policía sostiene que la acusada había intentado envenenar a su marido con arsénico antes del asesinato. La fiscalía identificó al menos seis intentos. La investigación involucró a siete de sus hijos como participantes en la trama, uno de ellos incluso como el ejecutor de los disparos. En total 10 personas están involucradas en el asesinato, incluida una nieta de la pareja.
Según la fiscalía, De Souza diseñó todo el operativo criminal, preparó, alentó y convenció a los otros imputados para que participaran en el asesinato. Su motivo era que su esposo mantenía un estricto control de las finanzas familiares y no permitía que se concedieran privilegios a sus parientes más cercanos.
El fiscal Sérgio Luiz Lopes Pereira dijo que le había dicho a uno de sus hijos que no podía divorciarse para no violar el nombre de Dios.