Los Gobiernos de México y Argentina convocaron a sus respectivos embajadores en Managua, donde el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, está llevando a cabo una campaña dudosa hacia su reelección con la detención de sus contrincantes políticos.
La semana pasada, la Organización de los Estados Americanos (OEA) aprobó una resolución condenando tales prácticas en Nicaragua pero tal decisión no fue avalada por México y Buenos Aires, quienes se abstuvieron.
Argentina ordenó a su embajador en Nicaragua, Mateo Daniel Capitanich, el regreso al país debido a las preocupantes acciones políticas legales llevadas a cabo por Ortega, que han puesto en peligro la integridad y libertad de diversas figuras de la oposición, activistas y empresarios nicaragüenses.
La decisión fue anunciada en conjunto con el Gobierno mexicano del presidente Andrés Manuel López Obrador quien convocó al embajador Gustavo Alonso Cabrera Rodríguez.
La Cancillería argentina aclaró que uno de los motivos de la llamada a los embajadores se dio una vez que el gobierno de Nicaragua no aprobó la solicitud de Capitanich para visitar a los detenidos, aunque esto no cambia la posición de Argentina y México respecto a la abstención de la propuesta de la OEA de condenar al gobierno de Ortega.
“En el mundo diplomático, el llamado a la consulta de un embajador es la expresión del enfado y la preocupación de un país (Argentina y México en este caso) por las acciones tomadas por el gobierno de un tercer país (Nicaragua). En todo caso, la Cancillería argentina sostiene que esta decisión no cambia la posición en cuanto a la no injerencia - sea cual sea el país - y a la no violación de los derechos humanos”, dijo la Cancillería argentina en un comunicado conjunto.
Tanto Argentina como México “permanecerán atentos a la evolución de los hechos relacionados” con Nicaragua y “seguirán promoviendo de manera inequívoca el pleno respeto y promoción de los derechos humanos y las libertades civiles y políticas”.
Ambos países también destacaron su voluntad de promover “el diálogo para que sean los propios nicaragüenses quienes superen esta situación de manera pacífica, respetando la división de poderes, el respeto a las minorías y las garantías constitucionales”. Los dos países también acordaron que en caso de que sus respectivos embajadores regresen a Managua, lo harán simultáneamente.
El 15 de junio, en el marco de la OEA, los gobiernos de México y Argentina se abstuvieron en la votación propuesta sobre este tema y en un comunicado conjunto expresaron que su posición se debía al respeto del “principio de no intervención”.
Al mismo tiempo, expresaron su preocupación por los hechos ocurridos en Nicaragua con la detención de varios líderes políticos de la oposición, incluidos algunos candidatos presidenciales.
En este contexto, ambas representaciones diplomáticas habían argumentado que “no estamos de acuerdo con los países que, lejos de apoyar el normal desarrollo de las instituciones democráticas, dejaron de lado el principio de no intervención en los asuntos internos, tan caro a nuestra historia”.
Tras la abstención, Fernández pidió al embajador Capitanich que visitara a los presos políticos en Nicaragua, lo que fue denegado por el canciller de ese país, Denís Moncada.
Posteriormente, el canciller argentino Felipe Solá conversó con su homólogo mexicano, Marcelo Ebrard, y luego de una charla entre Fernández y López Obrador, el domingo por la noche ambos países acordaron retirar a sus embajadores.
Mientras tanto, en Nicaragua, se ha informado que continúan las detenciones de opositores políticos a Ortega.
“Siempre trabajamos en la misma línea, solo que desde que nos abstuvimos en la votación de la OEA, que se leía como que no estábamos siendo lo suficientemente fuertes en la crítica, pero en realidad nuestro razonamiento para abstenernos era claro: queríamos las detenciones de los opositores y que la situación fueran atendidos, pero no estuvimos de acuerdo con la injerencia en el sistema electoral nicaragüense”, dijo una fuente de la Cancillería argentina a medios de Buenos Aires, al tiempo que deslizó que la razón detrás de la abstención de Argentina en la votación de la OEA contra Nicaragua fue la desconfianza hacia Almagro.