Uruguay está muy preocupado, y amenazado, por la situación planteada en la ciudad de Rivera, fronteriza con la brasileña de Santana do Livramento, estado de Rio Grande do Sul, donde el número de contagios es alarmante y no cesa de crecer, a la vez que los CTI de la capital Porto Alegre están saturados.
Según las cifras que maneja el Comité Departamental de Emergencias de Rivera, actualmente hay 574 casos activos, pero cruzando la línea del lado brasileño la situación es dramática.
Rivera y Santana do Livramento son ciudades hermanas –incluso se podría decir que son dos barrios de una misma ciudad– divididas por una frontera imaginaria que atraviesa la avenida principal de ambas ciudades y permite estar en ambos países al mismo tiempo. Se le llama “frontera seca” debido a la imposibilidad de cortar la movilidad entre ambas urbes y desde hace tiempo se considera una bomba de tiempo para el control de la pandemia de parte de las autoridades uruguayas.
La realidad de los vecinos de la ciudad integrada está muy compleja. explicó el Intendente de Rivera, Richard Sandler por la mayor movilidad de personas por el comienzo de las clases y la vacunación contra el Covid-19.
Es más, Santana do Livramento está con bandera negra por la cantidad de contagios que no cesa de crecer y el hecho que los CTI hasta de Porto Alegre están saturados.
Al respecto el Intendente Sandler tiene previsto viajar a Montevideo y solicitar un informe especial al Grupo Asesor Científico Honorario, GACH, de la presidencia de Uruguay. Asimismo en las últimas horas fueron instaladas carpas para albergar a refugiados que entran por la frontera seca y se espera la visita de representantes de la embajada de Estados Unidos, de Acnur y de la vicecanciller uruguaya, Carolina Ache.
Las informaciones que llegan desde Porto Alegre indican que se instalarán contenedores refrigerados en anexos de hospitales para almacenar los cadáveres, pues hay retrasos en las empresas funerarias y los cementerios.
Asimismo los CTI están saturados con 2,818 pacientes, tanto en hospitales públicos como privados, y también se advierte con preocupación que el 35% de los pacientes son menores de 60 años.
Se ha impuesto además la bandera negra lo cual implica el cierre de todos los comercios no esenciales, se prohíbe permanencia en las playas, se suspenden las clases presenciales y la atención médica presencial, entre otras medidas restrictivas.
La gobernación también suspendió temporalmente la facultad de cogestión regional y municipal para aplicar los protocolos y las medidas de alcance estadual. Algunos municipios ya habían establecido el confinamiento y limitado la circulación de personas y vehículos.