En un agresivo discurso desde el Palacio de la Alvorada, el presidente de Brasil Jair Bolsonaro, luciendo una corbata azul con fusiles amarillos atacó el jueves las “órdenes absurdas” y prometió que otro día igual al de ayer no se cumplirá.
El miércoles, la 'oficina del odio, como se conoce en Brasil a la máquina de propaganda y 'fake news' de aliados y adeptos del presidente Jair Bolsonaro, fue desbaratada por el máximo tribunal de Brasil, que ordenó 29 allanamientos e investiga una asociación ilícita financiada por magnates cercanos al mandatario y ejecutada por blogueros y parlamentarios.
No tendremos otro día igual al de ayer; órdenes absurdas no se van a cumplir”, señaló desafiante contra los allanamientos a los domicilios de sus aliados, ordenados por el juez del Superior Tribunal Federal (STF) Alexandre de Moraes, con el uso de la Policía Federal, que depende del Poder Ejecutivo.
En medio de la tensión por las operaciones y allanamientos ordenado por De Moraes contra empresarios, políticos y blogueros aliados del presidente, el general y vicepresidente Hamilton Mourao tuvo que desmentir la existencia de un intento de golpe de Estado por parte de las Fuerzas Armadas a favor de Bolsonaro.
El líder opositor Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores, advirtió por Twitter: Un aviso a los demócratas de Brasil: los golpistas ya metieron la nariz frente a nuestra casa. Si no hay una reacción, ellos derribarán nuestra puerta.
El presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, afirmó que las declaraciones de Bolsonaro crean un ambiente de mayor radicalismo entre las instituciones.
El guiño hacia la ruptura institucional fue dado por el diputado Eduardo Bolsonaro, quien sostuvo que esa posibilidad es cierta y que sólo falta ponerle una fecha al supuesto quiebre institucional.
Dos preguntas se hacían en Brasilia: ¿Si el presidente se niega a acatar una orden de la corte suprema, intervendrá el Ejército? ¿La corte usará a los militares, que forman parte de la coalición gubernamental, con 10 ministros, para hacer cumplir fallos al presidente?
Desde 1985, esta es la mayor tensión institucional con los militares formando parte del juego, publicó la prensa paulista.
Bolsonaro se quejó de que la corte tome decisiones monocráticas y amenazó con no cumplirlas. También defendió a los empresarios políticos y blogueros de la extrema derecha, blanco de la investigación.Son personas de bien que tuvieron sus casas invadidas, dijo sobre los allanamientos.
El mandatario está en franco tiroteo con la corte, que lo investiga por intentar manipular a la Policía Federal, conforme la denuncia del ex ministro de Justicia Sérgio Moro, razón por la cual el tribunal difundió una reunión de gabinete del 22 de abril.
En esa reunión, el ministro de Educación, Abraham Weintraub, dijo que los 11 jueces de la corte deberían ir a prisión, razón por la cual se le abrió un proceso.
El gobierno presentó un habeas corpus para Weintraub y varios de los diputados investigados por formar parte del gabinete de odio, como se le dice a la central de trolls que comanda Carlos Bolsonaro, hijo del mandatario y concejal de Rio de Janeiro.
El poder moderador en Brasil son las Fuerzas Armadas, dijo Eduardo Bolsonaro, que rápidamente fue desautorizado por el vicepresidente Mourao.
El plenario del Supremo Tribunal Federal ahora debe votar si continúan o no las investigaciones contra la red de 'fake news', de la que forma parte el titular del partido trabalhista brasileño, el ex diputado Roberto Jefferson, quien llegó a confesar su participación en un caso de corrupción.
Hoy Jefferson, famoso por confesar coimas y aliado reciente de Bolsonaro, dijo que el país, por culpa de la corte, puede tener un baño de sangre.
El bolsonarismo entiende que la decisión de la corte es un ataque a la libertad de expresión y una persecución del 'sistema' establecido en la política para mantenerse en sus cargos, pese a la llegada de un hombre con otra lógica como Bolsonaro.
Bolsonaro confía aún en su núcleo duro de apoyo, en torno al 30% de aprobación, según una encuesta revelada hoy por Datafolha.
Si en las clases medias y altas el apoyo al gobierno bajó con la pandemia, creció nueve puntos entre los más pobres, entre los que cobran hasta 400 dólares mensuales.
Mucho que ver tiene la ayuda de 125 dólares mensuales por la pandemia para los trabajadores informales que fue aprobada por el Congreso.