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Proliferan y con gran respuesta las “cocinas fantasmas” en América Latina

Viernes, 28 de febrero de 2020 - 07:26 UTC
IT Burger, desde que nació en 2018 y hasta hace pocos meses, era una “cocina fantasma”, no existía. Sólo se encontraba en las aplicaciones de Uber Eats. IT Burger, desde que nació en 2018 y hasta hace pocos meses, era una “cocina fantasma”, no existía. Sólo se encontraba en las aplicaciones de Uber Eats.

La hamburguesería IT Burger en Ciudad de México se hizo famosa sin que nadie supiese dónde se encontraba. Una simple búsqueda en internet arrojaba pocas pistas sobre su localización, por no decir ninguna. Sin embargo, sus clientes y seguidores en Instagram no paraban de crecer.

Sucede que IT Burger, desde que nació en 2018 y hasta hace unos pocos meses, era una “cocina fantasma”. No existía. Sólo podía encontarse en las aplicaciones de entrega de comida de Uber Eats.

Hoy, IT Burger tiene más de un establecimiento de este tipo y ya abrió su primer restaurante físico, con mesas y sillas, como los de toda la vida.

“Empezar como una cocina fantasma nos ayudó un montón para darnos fama. Era un concepto novedoso y llamó mucho la atención. Éramos la hamburguesería de las ‘hamburguesas fantasma’”, cuenta Vicente Cruz, un joven emprendedor mexicano que montó este negocio junto a otros amigos.

El concepto de cocina fantasma, dark kitchens en inglés, surgió con el auge de las aplicaciones de entrega de comida. Varios artículos en la prensa coinciden en que nacieron en Londres.

“Los restaurantes virtuales”, como también se les conoce, “solo existen en el mundo digital. No hay tienda, ni fachada de cara al cliente”, afirma Cristina Villarreal, portavoz de Uber Eats en Latinoamérica.

Este tipo de establecimientos se ha hecho atractivo para emprendedores porque requiere una inversión mucho menor que un restaurante tradicional. Solo se necesita de una cocina, un cocinero, un producto y un convenio con una app como Deliveroo, Uber Eats, Rappi, Sin delantal o Didi para arrancar el negocio.

“Nosotros comenzamos montando la cocina en una antigua imprenta. Se la rentamos a un desarrollador inmobiliario con varios edificios sin habitar al que le salía caro mantener los inmuebles vacíos”, dice Cruz.

En el último año, las cocinas fantasma se han popularizado en varios países de América Latina como México, Brasil, Argentina, Chile, Perú y Colombia. Algunas han cosechado tal éxito que han podido convertirse en franquicia y abrir sus primeros restaurantes físicos.

Rappi, es uno de los servicios de reparto de comida a domicilio más populares en el continente, da fe de ello.

“Muchos dueños de restaurantes que operan con nosotros se quejaron de cómo los repartidores colapsaban sus locales. Así que comenzamos a rentar establecimientos que fueran únicamente de cocina, para abaratar costes y sacar más beneficio”, explica Gómez.

En este caso, la principal apuesta de Rappi es detectar dónde está la mayor oferta y demanda y qué restaurantes destacan. Una vez explorado, ofrecen espacios en alquiler a dichos negocios y trabajan con ellos en forma exclusiva. Es decir, que solo operan en su plataforma.

Una estrategia diferente persigue Uber Eats, la otra aplicación líder de comida en América Latina.

En este caso, no invierten en infraestructura, sino en “potenciar diferentes marcas de una misma cocina que funcione bien”, comenta Villarreal.

“De esa forma, una misma cocina puede tener hasta seis marcas diferentes, como se ha dado el caso, con seis tipos de comida distinta”, explica.