Andrés Manuel López Obrador arrasó este domingo en las elecciones presidenciales en México, al obtener más del 53% de los votos, lo que permitirá a la izquierda llegar al poder de la segunda economía latinoamericana por primera vez en su historia reciente.
De acuerdo a la primera entrega parcial de los resultados que dio a conocer por la noche el Instituto Nacional Electoral, el escritor y ex alcalde consiguió una contundente ventaja sobre sus rivales: Ricardo Anaya sumó entre el 22% y el 22,8% de los sufragios, mientras que José Antonio Meade alcanzó entre el 15,7% y 16,3%.
El nuevo Proyecto de nación buscará establecer una auténtica democracia, no apostamos a construir una dictadura abierta ni encubierta, dijo López Obrador, de 64 años, acompañado por su esposa e hijos, en el hotel Hilton, en el centro de la capital mexicana al celebrar su victoria en un acto al que llegaron miles de adherentes.
No les fallaré, no voy a traicionar al pueblo, quiero pasar a la historia como un buen Presidente de México, agregó en su discurso en el que apeló a la reconciliación de los mexicanos. En su tercer intento consecutivo de alcanzar la silla presidencial, AMLO, como se lo conoce entre los mexicanos, se presentó como el candidato anti-sistema, estrategia que no le terminó por restar votos.
López Obrador, quien supo capitalizar el hartazgo y el ansia de cambio en México ante una violencia y corrupción disparadas durante el sexenio de gobierno de Enrique Peña Nieto.
En su ambicioso proyecto de nación 2018-2024 que inicia cuando asuma el 1 de diciembre, López Obrador pretende un rescate del campo, revisar millonarios contratos derivados de la reforma energética, un gobierno austero, sin lujos ni privilegios y reducir sueldos de altos funcionarios públicos hasta en un 50%.
Todo, según dice, para incrementar programas sociales y reducir la pobreza en México, que alcanza a más de 53 millones de personas y más de siete millones viviendo en pobreza extrema. El problema es que muchos mexicanos y analistas le critican una falta de propuestas concretas, bajo una retórica populista que podría conducir al país por la misma senda de Venezuela.
”El principal reto genérico que tendrá López Obrador es cumplir lo que ofreció y ofreció una utopía (...) Milagros no va a poder hacer, apuntó el historiador mexicano José Antonio Crespo. Incluso muchos mexicanos que lo votaron tienen dudas sobre su programa. Pero la necesidad de un cambio era latente. Una de las mayores interrogantes es la relación de AMLO con el Presidente estadounidense Donald Trump y sobre todo, cómo dos modelos tan antagónicos funcionarán a ambos lados del Río Bravo, en temas tan vitales para ambos como migración y negociaciones hacia un renovado Tratado de Libre Comercio.
De momento, Trump aseguró que está deseoso de trabajar con él. Hay mucho por hacer que beneficiará a Estados Unidos y a México, tuiteó Trump, cuya política antiinmigrantes y contra el libre comercio ha hundido la relación bilateral. López Obrador, de su lado, aseguró que buscará una relación de amistad y cooperación con Estados Unidos, afincada en la defensa de nuestro paisanos que viven y trabajan honradamente en ese país.
Para los analistas el panorama es incierto. AMLO no pagará por el muro, eso seguro. Pero AMLO ha dado muestras claras de que quiere tener una buena relación con EEUU. Él no hizo campaña contra Trump. Del lado de Trump, es demasiado impredecible, opinó Mark Weisbrot, codirector del Centro de Investigación en Economía y Política.
Las elecciones ponen fin a la campaña electoral más sangrienta” de la historia reciente de México, con al menos 145 políticos asesinados desde septiembre (de ellos 48 eran precandidatos y candidatos), cuando se inició el proceso electoral, según la consultora Etellekt. Un número significativamente mayor al registrado en 2012, cuando nueve políticos y un candidato fueron asesinados.
Durante la jornada electoral, una militante del Partido del Trabajo (PT) fue asesinada en el estado de Michoacán (oeste) y dos miembros del oficialista PRI en el central estado de Puebla.
Los candidatos de Morena, la coalición que lidera López Obrador, que actualmente no gobierna ningún estado, se lleva además el triunfo en seis de las nueve gobernaciones, según encuestas a boca de urna. Este triunfo modifica definitivamente el mapa político en los 32 estados que conforman México y que hasta ahora eran gobernados mayoritariamente por el PRI y el PAN.
Además de elegir presidente, unos 89 millones de mexicanos estaban convocados para votar gobernadores, alcaldes, senadores y diputados locales y federales entre los más de 18.000 puestos en disputa. Se trata de la primera vez que se eligen tantos cargos en un solo proceso.
Según la consultora Mitofsky, Morena y sus aliados, el Partido del Trabajo y el conservador Encuentro Social, conseguirían juntos poco más de 250 de los 500 escaños, lo que les daría la mayoría en diputados. En el Senado, entre 56 y 70 de 128, por lo que aún no tiene la mayoría asegurada. López Obrador deberá tejer alianzas en un país dividido.