El secretario general de la Presidencia argentina, Fernando de Andreis, encabezó el acto de presentación del automóvil Cadillac descapotable adquirido por el ex presidente Juan Domingo Perón en 1955 y que fue restaurado por decisión del Gobierno para ser exhibido en forma permanente en el Museo Casa Rosada.
Señaló que el estado de abandono en que estaba el coche, estacionado en un galpón de la Residencia de Olivos, fue un ejemplo más del descuido en que encontramos gran parte del patrimonio cuando asumimos el Gobierno, lo que, a su vez, ilustra el estado de descuido en que encontramos el país.
Subrayó que la recuperación del vehículo, así como los planes de obras para refaccionar la Casa Rosada y la Quinta de Olivos son acciones concebidas con el objetivo de cuidar el patrimonio de todos los argentinos.
Estamos haciendo la Casa Rosada del siglo XXI para servir mejor a los argentinos; inauguramos el Paseo de la República para que los vecinos puedan disfrutar de una parte de la Quinta de Olivos y así también restauramos este auto, que es de todos los argentinos para que esté disponible para el Presidente y para quienes lo sigan en el cargo, afirmó.
El acto también contó con la participación de la ex diputada y recientemente designada embajadora ante la OEA, Paula Bertol, quien como legisladora presentó junto a su colega Eduardo Amadeo un proyecto de ley que promueve la fabricación de réplicas de modelos de autos clásicos y de alto valor histórico.
Además, asistieron autoridades de la Asociación de Constructores Independientes de Automóviles de la República Argentina (Aciara).
La Fundación Museo del Automóvil, con la colaboración voluntaria de más de 30 especialistas, fue la entidad encargada de llevar adelante la reparación integral del Cadillac sin costo alguno.
El automóvil había sido comprado en 1955 por el Gobierno de Perón, quien nunca llegó a utilizarlo debido a que fue derrocado en septiembre de ese mismo año.
Fabricado por la estadounidense General Motors y considerado un auto de lujo para la época, tiene un motor V8 de 5424 centímetros cúbicos, con una potencia de 250 HP (caballos de fuerza), y una transmisión automática Hydra-Matic de 4 velocidades.
La restauración de la chapa insumió más de 60 días de labor e implicó la remoción de la pintura vieja, sin emplear métodos abrasivos, y el arreglo de los accesorios externos.
El carburador y la bomba de nafta mecánica fueron reemplazados por un nuevo kit de origen americano, que se complementó con la sustitución de todas las correas (ventilador, bomba de agua y dirección hidráulica) y las mangueras de agua.
Los especialistas repararon a nuevo el motor eléctrico de arranque, la bomba de agua y la dirección hidráulica y reemplazaron el alternador por uno fabricado especialmente para ese tipo de motores.
La labor incluyó la limpieza profunda del sistema de enfriamiento con una técnica que permitió conservar el radiador original del auto y la sustitución de los viejos rulemanes por los del tipo blindado, sin alterar la originalidad del cuerpo principal de la bomba.
La pintura interior abarcó el motor, la tapa de válvulas, la cacerola del filtro de aire, el recubrimiento del filtro de aceite, los encauzadores de aire, los soportes de alternador y la dirección hidráulica. El limpiaparabrisas (del tipo sapito) fue restaurado a nuevo con su sistema original Vacum de vacío.
Los mecánicos retiraron tramos del cableado que no correspondían a la instalación eléctrica original y lo reemplazaron por nuevos conductores que mantienen la función y originalidad. También sustituyeron los dos caños de escape y los cuatro silenciadores por nuevos de acero inoxidable.
El interior tiene nuevo tapizado de butacas, asientos, paneles laterales, traseros y puertas, que se elaboró con la utilización de cueros naturales vacunos que respetaron la originalidad del vehículo.
También repararon el motor eléctrico que impulsa la bomba hidráulica del techo desplegable y reemplazaron la totalidad de las telas del cobertor.