La publicación del padrón electoral de las Islas Falkland en la Gaceta Oficial, en anticipación de la elección general que tendrá lugar el próximo 9 de noviembre, indica que en la capital Stanley hay 1.233 electores registrados y otros 251 en zonas rurales o el Campo, como se identifican las dos circunscripciones electorales del archipiélago.
Al respecto la legisladora electa saliente y que no aspira a su reelección, Jan Cheek afirma en su columna del Penguin News, que esos números significan un representante por cada 84 electores en el Campo y 247 por cada legislador electo en Stanley. Téngase en cuenta que la Asamblea Legislativa electa de las Falklands, responsable del gobierno autónomo, cuenta con ocho miembros, cinco por la capital y tres por las zonas rurales.
Y estos números en términos de democracia que pueden significar?, se pregunta la legisladora, y a continuación cita a Winston Churchill quien describe a la democracia como la peor forma de gobierno, a no ser por todas aquellas formas que ya han sido probadas de tiempo en tiempo. Por tanto no es de sorprender que los nuevos legisladores, al igual que los viejos miembros de la asamblea han visto algunas de sus iniciativas ser perdidosas y deben tomarlo de buena forma.
La lección de la experiencia indica que el método es elegir las batallas, y prepararse bien y sólidamente para hacer la presentación del caso que uno pretende promover. Paciencia y sutileza ayudan a lograr el objetivo, aún cuando signifique que otra persona se lleve el crédito de la iniciativa.
Jan Cheek confiesa que en meses recientes ha estado considerando la necesidad de alguna forma de comisión de ética para abordar faltas de conducta de parte de los legisladores electos. En un mundo ideal no tendría que ser necesario y por supuesto deja muy en claro de antemano que incorrecciones o acciones de inconducta son extremadamente raras ya que los legisladores de las Falklands son muy escrupulosos con sus conductas, reclamos y declaraciones de interés. Sin embargo he conocido instancias en que el personal ha tenido que abordar algunos reclamos inapropiados, y, cuando miembros del legislativo han tenido que advertir a su/sus colegas que están abusando de su/sus posiciones.
Pienso, dice Jan Cheek, que sería tanto mejor contar con un grupo pequeño para que se encargue de estos temas, y hasta posiblemente aplique alguna sanción apropiada como disuasivo, y no dejarlo a sus pares o al portavoz de la Asamblea Legislativa.
Más adelante la legisladora admite haberse sentido muy tocada por aquellos que le pidieron se volviera a presentar, pero cuatro años atrás ya había tomado la firme decisión que era hora de retirarse al concluir el mandato de la actual Asamblea, y además en tanto pudiera seguir disfrutando del trabajo, y dedicarle el tiempo y energía que merece tal responsabilidad.
Un último consejo a los nuevos miembros electos del Legislativo, sería que se tomaran el trabajo muy en serio, y no se dejen infatuar por el cargo.
Finalmente Jan Cheek extendió un fuerte muchas gracias a todos aquellos que la promovieron y apoyaron durante todos los años y cuatro mandatos que cumplió como legisladora: ha sido un privilegio poder servir al país que amo.