”La población carioca está muy inmunizada para los tipos de dengue que circulan en el país y quedó inmunizada y prevenida contra el zika pero no está preparada para el chikunguña”, según explicó el subsecretario de Vigilancia de la Secretaría de Salud del estado de Río de Janeiro, Alexandre Chieppe.
Las tres enfermedades son transmitidas por el mosquito “Aedes aegypti”, cuya población se multiplica con la llegada del verano que le ofrece condiciones propicias para su reproducción: temperaturas elevadas y charcos de agua de lluvias.
El gobierno carioca se anticipó este año y lanzó en noviembre, un mes antes del verano, su primera campaña de combate al mosquito, que transmite enfermedades que por lo general alcanzan su pico en febrero y declinan en junio, con la llegada del invierno.
“No esperamos que aumenten los casos de dengue y de zika en 2017, pero sí los de chikunguña. Es nuestra mayor preocupación para el próximo año”, admitió el ministro de Salud de Brasil, Ricardo Barros, al anunciar en noviembre la campaña de combate al mosquito, hasta ahora la única herramienta contra las tres enfermedades debido a que no existe vacuna contra ninguno de los virus.
Las estadísticas del más reciente boletín epidemiológico para las tres enfermedades, divulgadas hace una semana, dan indicios de que la chikunguña es la que más viene creciendo y la que más amenaza. El número de casos de dengue cayó desde el récord de 1.649.008 en 2015, cuando Brasil registró su mayor epidemia de la enfermedad, hasta 1.475.940 casos en los primeros once meses de 2016.
El cuanto al zika, identificado por primera vez en el país en abril de 2015, cuando el verano de ese año ya había llegado a su fin, el número de casos en lo que va de 2016 es de 210.897 y el de muertes por la enfermedad de seis.
Pese a su bajo poder letal, la aparición del zika obligó al Gobierno brasileño a declarar una emergencia sanitaria en noviembre de 2015 tras identificar una relación directa entre el contagio de la enfermedad entre mujeres embarazadas y un fuerte aumento del número de casos de bebés nacidos con microcefalia y otras anomalías.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) también declaró emergencia sanitaria internacional en febrero por la rápida propagación del zika, pero ya levantó la alerta por considerar que la situación dejó de ser tan amenazadora.
Por el contrario, el número de casos de chikunguña, cuya transmisión fue identificada en Brasil solo en 2014, saltó en un 727,3 % en el último año, desde 31.418 en los primeros once meses de 2015 hasta 259.928 casos entre enero y noviembre de 2016.
El aumento del número de muertes relacionadas con el chikunguña fue aún mayor: desde seis en 2015 hasta 138 en los primeros once meses de este año.
Según el Ministerio, el virus del chikunguña ya ha sido registrado en dos de cada cinco municipios brasileños y el índice de la enfermedad es epidémico en al menos siete de los 27 estados del país, todos en la región nordeste y en los que se han registrado más de 300 casos por cada 100.000 habitantes.
Un estudio sobre el número de posibles focos que le sirven de criadero al “Aedes aegypti” con respecto al número de viviendas de un municipio mostró que 855 ciudades brasileñas, el 37,4% de las 2.284 cuya situación sanitaria fue analizada de cara a la llegada del verano, se encuentran en situación de alerta o de riesgo para las epidemias de dengue, zika y chikunguña.
De acuerdo con Chieppe, además de que una gran parte de la población que no ha sido expuesta al virus y está vulnerable, las previsiones para el nuevo verano, de días muy calientes y lluvias generosas, que favorecen la proliferación del mosquito, permiten prever un avance de la chikunguña.