El viceministro boliviano de Interior, Rodolfo Illanes, fue torturado durante seis o siete horas antes de ser asesinado por los mineros que lo secuestraron, informó el Fiscal General, Ramiro Guerrero. La autoridad dijo a los medios que esa es una de las conclusiones de la autopsia realizada al cadáver de Illanes, que fue encontrado en la madrugada del viernes en una carretera de la zona Panduro del altiplano, a unos 180 kilómetros de La Paz.
Según el fiscal, el examen médico también reveló un severo traumatismo craneal y la fractura de costillas, producto de los golpes que la autoridad boliviana sufrió cuando era trasladada por un cerro desde el lugar donde estaba secuestrado.
El informe también confirma que la muerte de Illanes se produjo entre las 17:30 y 18:00 horas local del jueves por lo que se presume que padeció torturas cerca de seis a siete horas, según un comunicado distribuido por la Fiscalía a los medios.
Además, el examen estableció lesiones en los centros nerviosos superiores, una lesión vascular y nerviosa, hemorragia sub-dural, sub-cranoidea, edema cerebral, traumatismo cráneo encefálico y politraumatismo facial, torácico, genital y de extremidades.
Eso quiere decir que fue golpeado en todo el cuerpo, en el cráneo y las extremidades, se ha podido evidenciar la fractura de varias costillas y del tabique nasal. Al parecer el golpe que acabó con su vida fue en la cabeza con un objeto, dijo Guerrero en declaraciones que recogió la agencia oficial de noticias.
El fiscal agregó a los medios que, al parecer, Illanes estuvo arrodillado durante varias horas.
El viceministro fue tomado como rehén el jueves por la mañana cuando intentaba negociar la suspensión de un bloqueo de los mineros en Panduro, en el camino de La Paz hacia la ciudad de Oruro.
La Policía mantiene detenidas a 43 personas de las filas de los mineros y liberó a más de un centenar dentro de las investigaciones.
Los mineros cooperativistas, un sector tradicionalmente aliado del presidente boliviano, Evo Morales, bloquearon carreteras para exigirle que derogue una ley que permite la sindicalización en esas organizaciones, donde hay decenas de miles de obreros trabajando bajo condiciones de explotación.