El gran desafío de las Islas Falklands no es Argentina sino más bien una población de apenas 3.000 personas, muy temerosa a la influencia extranjera y por ello sus estrategias han buscado cerrarse al exterior con una política migratoria restrictiva y controlada que pone en riesgo su viabilidad, al extremo que la definición de Falklands como tal está en juego.
”El gran peligro para la integridad de Falkland no es Argentina (...) Una pirámide poblacional regresiva como la de Falkland puede ser el comienzo del fin de su viabilidad”, alerta un estudio elaborado por el Centro de Investigación Internacional IBN Khaldum de la Universidad Francisco Marroquín (UFM) de Guatemala y presentado esta pasada semana, con los auspicios de la embajada británica.
A lo largo del medio centenar de hojas del informe “Las Malvinas: Una Perspectiva desde América Latina, el economista Andrés Marroquín, el jurista Eduardo Calderón y el politólogo Daniel Haering relatan los datos recabados durante su visita a las Falklands en marzo de 2014 con el fin de dar una perspectiva distinta del país para Latinoamérica, incluyendo la visión de la ciudadanía.
En el documento, los expertos analizan las ventajas de un pequeño territorio considerado como de los más ricos del mundo y donde el Estado de Bienestar es el más grande y eficiente del hemisferio, pero advierte que factores como una economía de pequeña escala o los altos costes de transporte hacen al archipiélago poco atractivo.
La minúscula población, por muy rica que sea, no incentiva a países a reconsiderar su postura diplomática para acceder a un mercado que no es jugoso, por lo que como una posible solución instan a las Falklands a jugar un papel como inversionista en Latinoamérica, aunque ser parte de una región inestable podría ser hasta cierto punto temerario.
Por ese temor a abrirse al mundo, la política migratoria implementada ha sido restrictiva y controlada, y aunque no se considera un punto toral en los temas urgentes de las Islas, lo cierto es que la población se ha quedado estancada en los últimos 10 años, envejeciéndose, lo que eleva los costes de salud y aumenta la endémica falta de mano de obra.
Una sociedad de tan pequeñas dimensiones, en su afán por protegerse, se hace vulnerable, y es por este problema demográfico que la definición de Falklands como tal está en juego: Se trata de los devastadores efectos del envejecimiento y las restricciones migratorias.
Pero para lograr este reto mayúsculo de cambio y adaptación, los lugareños deben estar dispuestos a hacer algunos sacrificios, pues su vida comunitaria pasará a formar parte del pasado y la cultura de tinte anglosajón será permeada por otras formas de ver el mundo.
Los ciudadanos de Falklands tendrán que plantearse si están dispuestos a asumir esos cambios, por muy poco deseables que estos sean, o correr el peligro de aislarse aún más de la región, o peor aún, acabar siendo una sociedad sin capacidad de sobrevivir las condiciones de su ambiente y de su entorno, concluye
Si quieren seguir en su status quo van a acabar pereciendo, ya que este nivel de parálisis puede provocar, dentro de poco tiempo, un colapso.
A lo largo del medio centenar de hojas, el economista Andrés Marroquín, el jurista Eduardo Calderón y el politólogo Daniel Haering son incisivos en destacar que el objetivo no es analizar el conflicto internacional sobre la soberanía, sino ofrecer una perspectiva distinta para Latinoamérica.
De hecho, según explicó Haering, la disputa que Argentina y el Reino Unido mantienen está lejos de tener una solución, en la que además no se tiene en cuenta el deseo de los ciudadanos ya que, según un referéndum de 2013, el 99,8 % quiere continuar como un territorio británico de ultramar y tener el derecho a decidir en el futuro.
Esta controversia no cambiará en los próximos años, abundó el experto, de nacionalidad española, pues hay un equilibrio de Nasch, una teoría en la que los actores implicados no tienen intención de cambiar la estrategia mientras su contrincante no lo haga primero, y los más beneficiados de esta coyuntura son los propios Isleños.
A pesar de los hándicaps que puede tener un territorio de escasas dimensiones, también alaban un sistema político funcional y transparente, en el que apenas existe corrupción por un control exhaustivo y la elección de funcionarios preparados a través de un reclutamiento de méritos.
No obstante, las Falklands, después de haber dependido del Reino Unido una buena parte de su historia, avanza a pasos agigantados” hacia la autonomía, por lo que requiere de un líder que entienda a Falkland en el contexto internacional, ya que los intereses no tienen siempre por qué coincidir con los de los británicos.
Durante la presentación participó, como representante de la embajada del Reino Unido en Guatemala, que financió parte del viaje, Andrew Tate, quien dijo que estas conclusiones, aunque no todas sean fáciles de asimilar, son un buen punto de análisis para estudiar los retos, aunque la prioridad de su gobierno sigue siendo defender el derecho de sus habitantes y de su autodeterminación siempre que así lo quieran.