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Armadores gallegos expectantes: qué pasa con exportaciones y caladeros en Reino Unido?

Martes, 28 de junio de 2016 - 09:16 UTC
“Preocupados y expectantes”. Su futuro “depende de la negociación que se abra ahora” y cómo se resuelvan las tensiones por la secesión de la UE, dice Corrás. “Preocupados y expectantes”. Su futuro “depende de la negociación que se abra ahora” y cómo se resuelvan las tensiones por la secesión de la UE, dice Corrás.
En Escocia opera buena parte de los barcos españoles allí abanderados, país que quiere permanecer en Europa. En Escocia opera buena parte de los barcos españoles allí abanderados, país que quiere permanecer en Europa.
Las inversiones pesqueras extranjeras tenían tener un vínculo con el Reino Unido y muchos armadores tuvieron que cambiar para suelo británico su residencia. Las inversiones pesqueras extranjeras tenían tener un vínculo con el Reino Unido y muchos armadores tuvieron que cambiar para suelo británico su residencia.

Los armadores gallegos con inversiones en el Reino Unido todavía no se han recuperado del impacto del sí al brexit. “Tristes”» es el primer calificativo que acude a la mente de Juan Carlos Corrás, gerente de Pescagalicia, con una veintena de barcos de capital gallego con bandera británica, al describir cómo se han tomado el resultado del referendo estos empresarios.

 “Preocupados” es el segundo que le viene a la cabeza. Pero, sobre todo, recalca el de “expectantes”. Su futuro “depende de la negociación que se abra ahora”. Y de cómo se resuelvan las tensiones creadas en el propio Reino Unido la secesión de la UE.

“Quizá haya que esperar a la independencia de la independencia”, dice Corrás aludiendo a que Escocia, donde operan buena parte de los barcos españoles allí abanderados, quiere permanecer en Europa. A ello hay que sumar unas de pescado ventas anuales por unos 50 millones de Euros.

No les cabe duda de que les esperan serios trastornos. Similares a los que hace años les causó la Mercant Shipping Act, la ley británica tumbada por la Justicia Europea, que obligaba a los extranjeros con inversiones pesqueras a tener un vínculo con el Reino Unido y muchos armadores tuvieron que cambiar para suelo británico su residencia.

¿Cómo acabará esto? “Nadie lo sabe. Poco a poco se irán viendo las repercusiones, que pueden ser más o menos graves”. Por lo de pronto, está la cuestión del mercado. El Reino Unido come bacalao, eglefino o merlán, pero la merluza, el rape, el gallo o la cigala que pescan barcos británicos con claro acento gallego lo envía a Europa. Bajo qué condiciones y gravamen entrará ahora será crucial para los armadores gallegos que, de todos modos, no se plantean abandonar unas inversiones que tienen allí alguno incluso desde antes de la entrada de España en la UE. Inquietan también las trabas a la circulación de personas y qué ocurrirá con los tripulantes. “Se supone que habrá que firmar un convenio bilateral, darlos de alta en Gran Bretaña... No sé”, dice.

Y está la cuestión de las aguas, que tendrá que figurar también en el convenio de divorcio. El Reino Unido aporta a los caladeros comunitarios amplias extensiones de mar como el oeste de Escocia, parte del mar del Norte y el canal de la Mancha.

“¡A ver quién le va a poner las puertas al mar!”, pregunta Corrás, que dice que es cierto que hay buques comunitarios pescando en aguas británicas, y al revés.

¿Lo bueno? “Que la flota estará exenta del cumplimiento de la política pesquera común”. Es decir, de acatar las cuotas que impone Bruselas, de la prohibición de los descartes, del rendimiento máximo sostenible... Corrás teoriza con que la pesca quería dar “un toque de atención” a la Comisión, harta de tener que acatar “normas hechas por quienes no saben qué es un barco”. (La Voz de Galicia).-

Categorías: Economía, Pesca, Internacional.