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Crisis financiera de 2008 acrecentó desigualdades entre ricos y pobres en países desarrollados

Jueves, 10 de marzo de 2016 - 08:46 UTC
Tras la caída de Lehman Brothers, los bancos centrales implementan políticas no convencionales, bajando las tasas de interés y aplicando la expansión cuantitativa Tras la caída de Lehman Brothers, los bancos centrales implementan políticas no convencionales, bajando las tasas de interés y aplicando la expansión cuantitativa

La crisis financiera ha acrecentado las desigualdades entre ricos y pobres en los países desarrollados, según un informe publicado por el Banco de Pagos Internacionales (BPI), que lo atribuye en parte a las políticas monetarias.

 “La flexibilización monetaria sin precedentes desde que empezó la crisis financiera suscita interrogantes sobre el efecto de la política monetaria en las desigualdades”, indican Dietrich Domanski, Michela Scatigna y Anna Zabai, los autores del estudio.

Tras la caída del banco estadounidense Lehman Brothers en 2008, los bancos centrales pusieron en marcha políticas no convencionales, bajando las tasas de interés a niveles históricamente bajos y aplicando la llamada expansión cuantitativa, un aumento de la oferta de dinero para comprar luego activos financieros, en particular deuda pública.

El primero es que los rendimientos, cercano a cero, han afectado el valor de los activos. Y el segundo es que estas políticas excepcionales iban dirigidas a algunos sectores en particular, como el inmobiliario.

Para demostrar su hipótesis, los economistas del BPI, una institución con sede en Suiza considerada como “el banco central de los bancos centrales”, llevaron a cabo una simulación sobre el patrimonio de los hogares en seis países.

El objetivo era determinar la proporción de acciones, obligaciones, depósitos, fondos, bienes inmobiliarios y deuda en el patrimonio de los hogares más ricos y de los más pobres.

Los resultados de esta simulación teórica muestran que en Alemania e Italia el patrimonio de los hogares más ricos aumentó dos veces más que en el de las familias más pobres. En Estados Unidos el aumento fue cuatro veces superior y en Francia cinco.

En el caso del Reino Unido, las desigualdades se habían reducido temporalmente pero volvieron a su nivel previo a la crisis.

El estudio también analiza los efectos de las políticas monetarias en los distintos componentes del patrimonio.

Una de las conclusiones es que la caída del valor de las obligaciones provocada por la crisis tuvo poco efecto en las desigualdades, porque la proporción de este tipo de inversión en el patrimonio de los hogares ricos y pobres es similar.

Sí fue importante en cambio el impacto de la crisis en las acciones, muchos más presentes en el patrimonio de los hogares acomodados. La caída de su rendimiento llevó a muchos inversores a modificar sus carteras y apostar por activos de riesgo.

La consecuencia es que estos activos de riesgo están mucho más presentes en el patrimonio de los hogares más adinerados. En la simulación, las acciones representan el 7,3% del patrimonio de los hogares más ricos de Francia, frente al 1,2% de los más pobres.

Al contrario, la bajas tasas de interés que han favorecido la recuperación del mercado inmobiliario han tenido un efecto positivo para frenar las desigualdades.

Los autores del estudio insisten sin embargo en los límites empíricos de su investigación y apuntan a que servirán sobre todo para abrir un nuevo debate sobre la cuestión.