El banco español BBVA con una gran red en América Latina rebajó del 2,1% al 1,5% su previsión de crecimiento de la economía uruguaya para 2016. El BBVA espera que para fin de 2015 la cotización del dólar se ubique en torno a los 31 pesos uruguayos y que en 2016 “se deslice más moderadamente” hasta los 33,7 pesos por dólar.
La nueva previsión, reflejada en el informe “Situación Uruguay, segundo semestre 2015”, tiene en cuenta no solo el empeoramiento del contexto regional, especialmente de Brasil, sino también el “menor dinamismo de la demanda interna”, ya observado en 2015. Se considera que el consumo privado continuará afectado por bajos niveles de confianza y un mercado laboral más deteriorado.
El estudio señala el “efecto positivo” que sobre la inversión tendrá la ejecución de los proyectos en infraestructura (licitación de las rutas 21 y 24 ya realizada y 6 nuevos paquetes de corredores viales a licitar el año próximo).
Asimismo, tiene en cuenta la influencia favorable de las acciones previstas en el sector de energías renovables en 2016, con un nuevo impulso que puede tomar la inversión con participación público-privada, que contará con la financiación de un fideicomiso constituido por la Corporación Andina de Fomento (CAF) para apoyar la fase de construcción de infraestructura y su riesgo.
Considera el informe que a pesar que el Banco Central del Uruguay (BCU) ha cumplido con las metas asumidas en materia de política monetaria, dichos objetivos “siguen siendo insuficientes” para lograr adecuar los niveles de inflación al rango meta propuesto por el mismo organismo regulador bancario.
En este sentido, el BBVA prevé que la inflación se mantendrá otro bienio por encima del rango objetivo de entre un 3% y un 7%, al alcanzar 9,2% en 2015 y 8,5% en 2016, debido a la menor presión de la demanda, devaluación más contenida y el sostenimiento de la política monetaria contractiva.
El informe no descarta “la mayor utilización de herramientas heterodoxas para la contención de precios”, a la vez que destaca la “novedad positiva” de que, ante la persistencia de la inercia inflacionaria, el Gobierno ha instrumentado un nuevo esquema de pautas salariales.
Esta pautas están basadas en incrementos nominales decrecientes, con el objetivo de desactivar el principal mecanismo de indexación. Pero el estudio matiza que “aún se han firmado pocos convenios bajo el nuevo esquema como para tener un veredicto claro sobre su capacidad de quebrar la indexación salarial”.
También destaca como elemento positivo “la incipiente mejora en términos de competitividad de Uruguay, medida por el tipo de cambio real multilateral y por los salarios en dólares ajustados por productividad industrial”, lo cual “ha restado presión al tipo de cambio nominal”.