Quince meses consecutivos en rojo, su peor racha desde que se tiene registro (noviembre de 2003) y el ciclo de pesimismo más extenso desde la crisis subprime de 2008, cumplió en junio la confianza empresarial en Chile, uno de los principales termómetros para medir el clima para hacer negocios y las expectativas del sector privado sobre la marcha de la economía.
El Indicador Mensual de Confianza Empresarial (IMCE), que elaboran Icare y la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), llegó a 47,14 puntos en junio. Completó así, desde abril de 2014, un año y tres meses seguidos en terreno negativo, lo que implica estar bajo los 50 puntos, que se considera el umbral de neutralidad.
Además, esta racha supera el ciclo de pesimismo, con 11 meses consecutivos en un nivel bajo los 50 puntos, que se registró durante la crisis internacional ocurrida entre 2008 y 2009.
El IMCE es, junto con el Índice de Percepción de la Economía (IPEC), de Adimark GfK, uno de los principales insumos que considera mensualmente el Banco Central para definir el rumbo de la tasa de interés rectora de la economía en su habitual Reunión de Política Monetaria.
Lo que más afecta a este indicador es la incertidumbre regulatoria en general, afirmó el presidente de Icare, Guillermo Tagle.
Llevamos, lamentablemente, un período muy largo de este indicador bajo los 50 puntos, lo que indica una clara señal de pesimismo del mundo empresarial, agregó.
Tagle identificó como el primer nubarrón de este clima la reforma tributaria impulsada por el Gobierno de Michelle Bachelet y aprobada por el Congreso el año pasado. Consigna, de hecho, que los niveles más bajos de confianza empresarial, entre 40 y 41 puntos, se registraron en la segunda mitad de 2014, en plena discusión y posterior entrada en vigencia de la iniciativa, cuya implementación aún sigue siendo blanco de críticas por parte del empresariado.
Hoy, lo que está generando preocupación es la reforma laboral. Pero, a propósito del proceso constituyente anunciado para septiembre próximo, la incertidumbre podría ser mucho mayor si, por ejemplo, se ponen arriba de la mesa posibles cambios a los derechos de propiedad de recursos económicos clave. Se requieren certezas, agregó.
El presidente de Icare subrayó que es urgente revertir la tendencia negativa que arrastra la confianza empresarial, en un desafío combinado entre los empresarios y el Gobierno, esfuerzo en el que también suma a los organismos reguladores.
Ambas partes se necesitan para provocar un cambio en la tendencia de crecimiento. Sin un sector empresarial pujante, difícilmente vamos a lograr una recuperación de la economía. Por eso también son importantes las señales que den las autoridades concluyó Tagle.