El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, renovó su apuesta por una paz negociada en medio del conflicto con la guerrilla de las FARC a la que reclamó más celeridad y resultados en los diálogos que se celebran en Cuba.
En un acto de entrega de viviendas gratuitas en Bosa, en las afueras Bogotá, el mandatario señaló que es necesario “tomar decisiones para parar esta guerra lo más pronto posible” y agregó que está “listo a acelerar las negociaciones”.
Sólo mediante la aceleración del diálogo, que ya cumplió 30 meses, será posible llegar a un “cese el fuego bilateral y definitivo” que evite situaciones como el bombardeo del pasado jueves que dejó al menos 26 guerrilleros de las FARC muertos en Guapi, en el departamento del Cauca (suroeste).
“En el caso de las FARC, lo hemos dicho con toda claridad, vamos a seguir en medio del conflicto hasta que logremos negociar el cese al fuego bilateral y definitivo”, dijo el mandatario tras recordar que a raíz del bombardeo en el Cauca esa guerrilla suspendió el cese el fuego unilateral e indefinido que comenzó el pasado 20 de diciembre.
Los diálogos de paz entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que empezaron en noviembre de 2012, han producido acuerdos en tres de los cinco puntos de la agenda, relacionados con tierras, participación política y drogas y cultivos ilícitos.
Sin embargo, desde el 17 de mayo de 2014, cuando las partes acordaron el punto relacionado con el narcotráfico, los avances han sido pocos, lo que hace que el proceso en La Habana pierda apoyo de la población colombiana que reclama más resultados.
“Llevamos un año, un año completo, sin hacer un avance sustancial. Necesitamos avances, porque el pueblo colombiano tiene una paciencia finita, no infinita. La gente quiere ver que podemos avanzar en la mesa (de diálogo) para mantener fe en que sí podemos lograr la paz”, subrayó Santos.
Desde junio del año pasado las delegaciones han centrado su trabajo en el punto de víctimas, uno de los más complicados por la reticencia de la guerrilla a aceptar algún tipo de pena de prisión por sus crímenes. En paralelo empezaron a trabajar a finales de 2014 el tema de fin del conflicto, que implica la “dejación de armas” y desmovilización de guerrilleros, sin que haya “humo blanco” en ninguno de los dos puntos, situación que no deja de preocupar al Gobierno y a la sociedad.
Para darle más agilidad a las conversaciones de paz, el jefe de Estado reforzó su equipo de negociadores con la canciller María Ángela Holguín y el líder empresarial Gonzalo Restrepo, que todavía no se han sumado a la mesa de diálogo.
Además, en un aparente movimiento para conseguir más apoyo de los militares al proceso, hizo un enroque al enviar al ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, percibido como de mano dura contra la guerrilla, como embajador de Colombia en Estados Unidos, mientras el empresario Luis Carlos Villegas, que ocupaba ese cargo y fue negociador de paz, será en encargado de manejar la cartera de Defensa.
Contra las movidas de Santos para empujar y mover el proceso de paz surgen situaciones que ponen a prueba no solo la velocidad de los diálogos sino la negociación misma.
Colombia no olvida que el 15 de abril las FARC atacaron una unidad militar en el Cauca y mataron a 10 soldados y un suboficial, episodio que llevó al presidente a revocar su orden de suspender los bombardeos a campamentos de esa guerrilla que había dado un mes antes en respuesta a la tregua de los rebeldes y para generar confianza en la mesa de negociación.
En uno de esos bombardeos el jueves pasado cayeron los 26 guerrilleros en el Cauca y este domingo según medios locales, otros siete murieron en una operación similar en una zona selvática en límites de los departamentos de Antioquia y Bolívar.
Santos recordó que desde el comienzo se acordó que la negociación con las FARC sería en medio del conflicto, razón por la cual defendió el uso de la fuerza militar.
“Si no hacemos que nuestras Fuerzas Armadas protejan a los colombianos hasta llegar al fin del conflicto, entonces vamos a repetir las experiencias del pasado que infortunadamente nos llevaron al fracaso”, agregó en el acto en Bosa.
Mientras tanto en La Habana, las delegaciones del Gobierno y la guerrilla decidieron este domingo trabajar por separado tras los incidentes de los dos últimos días en Colombia, pero se espera que el lunes regresen a la mesa conjunta de negociaciones.