Cuba y Estados Unidos retoman este lunes las negociaciones en las que se espera que aten los cabos sueltos que quedan para el restablecimiento de sus relaciones diplomáticas y la apertura de embajadas a tiempo para la Cumbre de las Américas, en abril próximo, deseo expreso de la parte norteamericana.
La Secretaria de Estado adjunta para Latinoamérica, Roberta Jacobson llego el domingo a La Habana, para iniciar el lunes una nueva ronda de diálogo con su contraparte, la directora para EE.UU. del Ministerio cubano de Relaciones Exteriores, Josefina Vidal, conversaciones que se pueden prolongar varios días.
Aunque se trata de una ronda crucial, porque en ella se deben solucionar los temas pendientes que hasta ahora entorpecían la apertura de embajadas, no se deben esperar “grandes anuncios”, según se ha advertido desde el Departamento de Estado de EE.UU.
En el camino escarpado hacia la normalización de sus relaciones, Cuba y Estados Unidos tratan ahora de salvar sus discrepancias en cuanto a las formalidades y aspectos técnicos para la reapertura de las respectivas embajadas, cerradas en 1961.
Las partes deben llegar a un acuerdo en cuanto a la cuota de representantes diplomáticos acreditados, la libertad de movimiento de estos por todo el país y la eliminación de restricciones en la valija diplomática, a lo que Cuba se resiste porque aduce que Washington ha utilizado esta vía para introducir equipos “sospechosos”, como radios satelitales.
Estados Unidos también reclama la libre entrada de cubanos a su sede diplomática, fuertemente custodiada por un cinturón de policías cubanos que exigen identificación a los visitantes y explicaciones sobre los motivos de su visita.
“Las diferencias técnicas entre ambas partes sobre las embajadas son reconciliables, pero van a requerir una voluntad de colaboración respetuosa que hasta hace poco no había caracterizado los contactos oficiales entre Cuba y EE.UU.”, precisó el director del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad de Florida, Jorge Duany.
El experto consideró que en esta ronda de conversaciones se lograrán “avances significativos” para la restauración de relaciones diplomáticas, aunque “ambas delegaciones tendrán que hacer concesiones para poder cumplir con su cometido”.
En su reciente cara a cara, en Washington el pasado 27 de febrero, la parte cubana salvó un escollo fundamental en este proceso al desvincular la salida de la isla de la lista de países patrocinadores del terrorismo de la apertura de embajadas, algo que imponían como requisito indispensable hasta ese momento.
No obstante, los negociadores de EE.UU son conscientes de la importancia de ese tema para no comprometer el restablecimiento de relaciones, por lo que una funcionaria del Departamento de Estado afirmó el pasado viernes que esperan tomar una decisión pronto sobre la salida de Cuba de esa lista, en la que figura desde 1982.
Estados Unidos y la isla retoman el diálogo en un momento de máxima tensión entre el país norteamericano y Venezuela, el más fiel y estrecho aliado en las últimas décadas de la Cuba revolucionaria, que se halla ahora en medio de una situación incómoda.
Pocas horas después de que EE.UU impusiera el pasado lunes nuevas sanciones a funcionarios venezolanos y considerara a ese país como una “amenaza a la seguridad nacional”, Cuba emitió una declaración de “apoyo incondicional” a su socio bolivariano.
El Departamento de Estado de EE.UU. por su parte ha aclarado que la confrontación con Venezuela no tendrá impacto en la normalización de los lazos diplomáticos con la isla caribeña.
En paralelo a las negociaciones diplomáticas, grupos de expertos de ambos países ya mantuvieron la semana pasada contactos sobre aviación civil y tráfico humano en Washington, y se espera en la última semana de marzo un encuentro semejante en La Habana para hablar del delicado asunto de los derechos humanos.