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Falklands y los sentimientos encontrados de visitantes argentinos recogidos por cronista chileno

Martes, 10 de febrero de 2015 - 09:02 UTC
La llegada del Golden Princess, con más de 2.600 pasajeros, revolucionó a la capital de las islas Falklands, cuya población total bordea las 3 mil persona La llegada del Golden Princess, con más de 2.600 pasajeros, revolucionó a la capital de las islas Falklands, cuya población total bordea las 3 mil persona

Christian Saralegui de la Prensa Austral, principal medio escrito de Punta Arenas, extremo sur de Chile se encuentra en las Falklands y le han estado publicando una serie de artículos referidos a la vida, costumbres y economía de las Islas. En este último se refiere a la visita como pasajeros de cruceros, de varios argentinos con sentimientos encontrados respecto a las Falklands y la disputa de soberanía entre Argentina y los habitantes de las Islas.

 Un relevamiento más que interesante y sincero de los argentinos librados de la presión de su país y del sentimiento nacionalista muchas veces impulsado para arengar políticamente y que puede conducir a tragedias como el conflicto armado de 1982.

Saralegui comienza escribiendo que en un día, la población de la capital, Puerto Stanley aumentó el doble. La llegada el viernes 6 de febrero, del crucero Golden Princess, con más de 2.600 pasajeros, revolucionó a la capital de las islas Falklands, cuya población bordea las 3 mil personas. Por eso, el comercio y restaurantes no dieron abasto para atender a tamaña cantidad de turistas, que la semana próxima son esperados en Punta Arenas.

Y dentro de este crucero internacional, destaca la presencia de alrededor de 500 ciudadanos argentinos. De más está decir que para ellos, llegar a las Falklands o Malvinas, no se trata de una estación más en un viaje de vacaciones. Involucra un sentimiento especial, de dolor, rabia en algunos casos, pena, decepción, esperanza; en fin, nadie se muestra indiferente.

Muchos de ellos, se detienen en silencio a mirar la bahía de Puerto Stanley, o Puerto Argentino como lo llaman ellos, y reflexionan sobre la guerra de 1982, que a pesar de lo corta que fue, dejó una herida que aún no cicatriza.

Algunos aún manifiestan cierta molestia. Una señora no quiso referirse al tema, y sólo dijo “ustedes los chilenos igual tienen mucha culpa”, haciendo referencia a la ayuda que prestó el entonces Presidente Augusto Pinochet a las fuerzas británicas. No obstante, la mayoría expresa otro tipo de sentimientos, más de mirar hacia el futuro y buscar acuerdos, en vez de la controversia.

Carlos Carracedo es médico y comentó que “no tengo sentimientos de tristeza ni antipatía. Creo que las islas son argentinas sin dudas, pero no tengo pensamientos negativos hacia las islas y sus habitantes. Igual, dicen que viven 2 mil 900 habitantes y veo tantas casas como para que vivan 10 mil personas en el Puerto Argentino. Igual creo que en algún momento volverán a ser argentinas. Igual creo que el tema del petróleo ha aumentado la creación de viviendas, porque son casas cuidadas, no son típicas de gente que cría ovejas”, analizó.

Carracedo, que en su condición de médico conoció a ex combatientes de la guerra, comentó que ese conflicto, “fue creado por la dictadura argentina de entonces para mantenerse en el poder, no debieron haber invadido, pero de todas maneras este reclamo se mantendrá por siempre”.

Otros pasajeros son Katti Vai y Pablo Vaier, ambos de Buenos Aires, quienes comentaron que “en el corazón, son argentinas, pero en la realidad, las islas son inglesas. Esto sólo puede solucionarse si ambas partes aflojan un poco. Cuando hay dos que piensan que tienen la razón, es muy difícil. Geográficamente, debieran ser argentinas, pero acá han vivido generaciones de ingleses, y también eso hay que reconocerlo”, expresaron.

Pero la guerra aún les molesta. “Esa fue una ‘macana’ por culpa de un borracho que mandó a un montón de chicos a morir, para mantenerse en el poder. Si hay agresión, es imposible que se encuentren soluciones”.

Sin embargo, otro pasajero, que sólo se identificó como Fernando (“porque si digo mi nombre, me puede perjudicar”), fue muy duro, tanto con el gobierno militar de entonces, como con el proceder actual de la Presidenta Cristina Fernández.

“Yo creo que las islas son de los ingleses, que han hecho un esfuerzo por mantenerlas en buen estado. Si fueran de Argentina estaría lleno de basura y destruido. Eso de la guerra fue un acto desesperado de un gobierno para legitimarse en el poder. Pero ahora tenemos una Presidenta que es una vergüenza, porque ha tomado una actitud de fuerza que ya hemos comprobado que no conduce a nada bueno. La solución está en tener una actitud como la que han tenido los chilenos, de buscar el diálogo, acuerdos, basados en la amistad y el progreso”, comentó.

También están quienes toman el tema con pinzas, como Roberto Yarad, quien indicó que el paseo por las Falklands o Malvinas, “ha sido algo novedoso y lindo. Es lamentable que siga este problema, pero es ajeno a los pueblos, debe resolverse a nivel político y de la forma más pacífica posible. Yo creo que acá los habitantes se sienten más ingleses que argentinos”, indicó.

Y aunque sólo permanecieron unas cuantas horas, los argentinos recorrieron gran parte de Puerto Stanley, aunque quién sabe cuántos sentimientos habrán guardado en su interior, sobre todo al ver los monumentos como el recientemente erigido a Margaret Thatcher, a quien los Falklands Islanders agradecen por haberlos liberado.

Dentro del mismo crucero, cerca de 300 pasajeros son chilenos, la misma cantidad que vive en Puerto Stanley. En ese grupo, también hay algunos que vivieron episodios con la guerra de 1982, como el coronel (r) de la Fuerza Aérea, Raúl Cuadra, quien al comentar en el Historic Dockyard Museum que ese año ayudó a unos pilotos ingleses heridos, el encargado de cobrar la entrada le devolvió el dinero, agradeciéndole el gesto. Sin embargo, Cuadra no aceptó y dijo que sólo cumplió con su deber.

Una prueba más de que a nadie deja indiferente el recuerdo de esta guerra, que aún tiene consecuencias.

Categorías: Política, Falklands-Malvinas.