El juez Thomas Griesa denegó un pedido del grupo de bonistas Euro Bondholders para liberar fondos congelados desde julio último por la puja judicial que llevó a la Argentina a un nuevo default.
Los bonistas europeos habían presentado antes de que la Argentina cayera en default selectivo una moción para pedirle a Griesa que dejara a sus bonos fuera del mandato judicial que obliga al país a cancelar una sentencia a favor de los fondos buitres NML, Aurelius Capital y Blue Angel para poder afrontar el resto de los vencimientos de la deuda.
En una orden judicial firmada esta semana, Griesa rechazó ese pedido, al señalar que permitir que los bonistas europeos cobren los vencimientos de sus títulos -que están gobernados por la legislación británica- implicaría hacer excepciones importantes a sentencias y el mandato judicial emitido por su tribunal y avalado por la Corte de Apelaciones.
Con su decisión, Griesa no sólo le cerró la puerta, por ahora, al reclamo de los bonistas europeos, sino que también estiró el alcance de sus decisiones judiciales a los títulos bajo jurisdicción europea. Griesa optó por no esperar una la decisión del juez del Reino Unido, Guy Newey, quien había dicho que decidirá a mediados de diciembre si los tribunales de Estados Unidos tiene autoridad para frenar los desembolsos de los bonistas europeos.
La decisión de Griesa también implica que el alcance del default selectivo se mantendrá igual. Hasta el momento, el juez sólo permitió los pagos de los bonos en pesos y de los bonos en dólares gobernados por la ley argentina. Pero, cabe aclararlo, también cambió de opinión en más de una ocasión respecto del alcance de su mandato judicial, algo que podría volver a ocurrir.
La orden firmada por Griesa fue presentada por Robert Cohen, abogado de NML, en una carta a fines de la semana anterior. La estrategia de los demandantes siempre ha sido buscar que el alcance del mandato judicial del juez sea lo más amplio posible, pues de ello depende.
Christopher Clark, abogado de los bonistas europeos, presentó otra carta, para responder a ese pedido de Cohen. En esa misiva le pidió a Griesa que aguardara el fallo de Newey antes de decidir sobre la moción de los bonistas europeos. Clark también le recordó que el juez británico ya había reconocido que el tribunal inglés apropiadamente tenía jurisdicción sobre el reclamo de Euro Bondholders.
Al presentar su moción, a fines de junio último, Clark había indicado que el canal de pago de los papeles en manos de los bonistas europeos -gobernados por las leyes de Inglaterra y Gales- no pasaban por Estados Unidos, y que las decisiones de Griesa no podían alcanzar al Bank of New York de Luxemburgo por la llamada regla de la entidad separada, a través de la cual se trata a cada filial de una entidad financiera como una entidad aparte.
Griesa optó por dar a conocer su decisión sin esperar el fallo de Newey y denegó el pedido presentado meses atrás.